Soaring

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Ahora lo veía, ahora por fin podía notar aquella gran obsesión que tenía por aquel castaño más bajo. Su gran amor como prefería llamarle para sentirse menos enfermo solo era un disfraz para ocultar su sucio deseo de poseerlo completamente, siendo aquel pobre chico partícipe de sus múltiples fantasías y sueños húmedos.

Se deja caer sobre su cama mirando al techo, entrecerrando sus ojos mientras veía detalladamente cada una de las fotos que había obtenido gracias a su astucia y sigilo, algunas siendo tomadas desde la ventana de la casa del más joven. Da vueltas por toda su cama mientras suelta risillas enamoradas, de verdad que lo amaba.

Toma su celular abriendo la galería, escuchando con atención los videos donde el castaño hablaba, Soaring comienza a soñar despierto con alguna vez escuchar salir de aquella boca gemidos ahogados provocados por el, sintiéndose enfermo aunque incomprendido ya que nadie es capaz de entender lo que él siente hacia aquel ojimiel un año menor que el.

Se recuesta mejor entre sus sábanas que cubren su cuerpo, abrazando la almohada y uniendo su nariz en ella, alejando su rostro y contemplado la sudadera de Aquino que ahora era utilizada como funda para su almohada.

Cierra los ojos y duerme tranquilamente, soñando con aquel castaño que lo traía loco de amor.

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Los rayos de luz de aquella hermosa mañana dan pie a un nuevo día, a una nueva foto de su obsesión. Se levanta con entusiasmo y se da un baño caliente, vistiéndose al terminar y cepillando su cabello con delicadeza, amaba los días de escuela pues podía verlo pasar con su grupo de amigos.

Sale corriendo en dirección a la escuela con una gran sonrisa en el rostro, sintiéndose más feliz de lo normal aquella mañana, pareciéndole extraño pero restándole importancia pues él piensa que se avecina un muy buen día.

Llega a la preparatoria quedándose estático, borrando su sonrisa y aflojando sus músculos, viendo con horror aquella escena tan llamativa ante tus ojos. Un azabache abrazando cariñosamente a SU castaño, a SU Aquino. Siente la rabia recorrer su cuerpo y hace puños ambas manos, sintiendo una sensación asquerosa al verlo de aquella manera tan cercana con un tipo que jamás había visto en su vida.

Decide ignorarlo por ese momento, entrando en las instalaciones, dirigiéndose hacia un salón vacío cerrando la puerta con cuidado para después tirar su mochila con violencia y comenzar a estirar su cabello con enojo, siendo consumido por la ira y deseando matar a su nuevo rival.

Algo hizo click es un cabeza, sonriendo de nuevo y volviendo a su serenidad inicial, sentándose en una de las bancas y recargando su mentón en su mano, viendo por la ventana y cerrando los ojos lleno de paz. Aquel pensamiento no había pasado desapercibido por el de ojos heterocromaticos.

Saca una libreta de su mochila abriéndola en una hoja limpia, sosteniendo un lápiz y comenzando a escribir una carta, concentrándose en que sonara convincente. Si quería las cosas bien echas debía hacerlas el mismo, escribiendo con precisión sin borrar su sonrisa pues aquella carta la usaría para citar a quien ahora veía como un obstáculo entre él y su Aquino.

Dobla la hoja y la guarda en su bolsillo, saliendo del aula y viendo como aquel sujeto ahora se encuentra sacando sus libros de su casillero, siendo esperado por el castaño de ojos miel que charla alegremente con el joven azabache que parece nervioso y avergonzado. Soaring sabe que no puede explotar ahí mismo o las consecuencias de sus actos se verías reflejadas.

Espera pacientemente a que se retiren, viéndolo cerrar la puerta de metal y perdiéndose con el amor de su vida, suelta un jadeo y decide mejor tomar el inicio de su plan, metiendo la hoja entre el orificio del casillero, sintiéndose en paz de una vez por todas, yéndose hacia su salón y esperando pacientemente la hora de salida.

Pierde la noción del tiempo y de la nada el último timbre suena dando fin al horario escolar, tomando su mochila rápidamente y siendo el primero en salir, yendo directamente detrás de la escuela donde su próxima cita dará inicio. Sube al techo, dejando su mochila en el suelo y viendo material de construcción, entre ellos ladrillos, decide tomar dos y dejarlos sobre el borde del balcón, despolvoreando sus manos y viendo hacia abajo esperando algún movimiento, escuchando pasos y distinguiendo la figura de su rival debajo de él.

—¿Hola? Alguien me pidió que viniera con excusa de querer hablar conmigo.— dijo en voz alta mientras veía a todas partes sin percatarse del castaño sobre el techo.—¿Hola? ¿Hay alguien a-

No pudo terminar de hablar al ser aplastado brutalmente por un bloque pesado, haciéndolo desplomarse y muriendo al instante, dejando el suelo chorreado de sangre y dejando caer lo que cargaba entre sus manos.

Soaring por fin encontró la paz y felicidad en aquel acto, sabiendo que ahora Aquino le pertenecía solamente a él y a nadie más, jurando deshacerse de cualquiera que se interponga en su camino.

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Déjenlo, esta chiquito todavía y no sabe lo que hace 🥺


-ᴡᴇʙᴀᴅᴀꜱ-╰•ᴀQᴜɪɴᴏʙᴏᴡʟ•╯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora