Un Monstruo

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La vida tiene una manera curiosa de jugar con las personas, en donde el destino es una maldita perra sin corazón que se divierte a costa de aquellos que solo intentan atravesar y sobrevivir a este largo camino. Y es que es muy gracioso, porque tiene la capacidad de hacer que tú creas que las cosas están perfectas, que de alguna manera después de batallar por años estas bien.

Pero la realidad es otra, y lo sientes, muy en el fondo algo te dice que es totalmente lo opuesto. Aunque intentas no hacerle caso a tu interior, porque claro, ¿quién pensaría que el destino podría seguir golpeando siempre a los mismos una y otra vez?

Les doy un spoiler: siempre es ahí cuando uno se equivoca.

Excelente manera de comenzar a contar un capítulo de la vida de Bruce, ¿no?

—  Hola Brucie, ¿cómo está mi vengador favorito? — la voz de Clint llego detrás del doctor, haciéndolo dar un respingo en el taburete en el que estaba sentado desayunando.

— Que te hemos dicho de asustar a Bruce, Barton — contesto con enojo cierta pelirroja desde los sillones de la sala— Que ya no tengamos códigos verdes no te da el derecho a molestarlo.

Y ahí estaba la dichosa frase.

Muchas personas tienen canciones, voces, palabras o fotografías que desencadenan sus recuerdos, para el doctor cualquiera de estas opciones era válida, claramente.

Pero hoy la culpable había sido uno de sus mayores miedos en cada batalla.

Y es que era bien sabido para él que cada vez que había un "código verde", iba a haber destrucción e incontables muertes, y la mayoría iban a ser por su culpa por no poder controlar al monstruo verde gigante que habitaba dulcemente en su interior.

Cada maldito día de su vida.

— ¿Bruce? — la voz preocupada de la espía lo trajo nuevamente al presente— Parece que tu mente se fue lejos, ¿todo bien?

Siempre la misma pregunta.

—  S-si Nat, solo estaba pensando en los proyectos que debía adelantar hoy en el laboratorio — él le dedicó una sonrisa para calmarla— Estoy bien.

Siempre la misma respuesta.

Con lo que el doctor no contaba es con que aún no tenía la habilidad de engañar a su novia, una espía internacional con una larga carrera y experiencia de incontables interrogatorios.

Ella noto todos los detalles, hasta los más pequeños. Como que su sonrisa no llego a sus ojos, la pequeña duda en su tono de voz, su desayuno dejado a la mitad, la tensión en sus hombros mientras abandonaba la cocina.

— Tu también lo notaste, ¿verdad? — hablo el arquero mientras se paraba junto a su compañera, con la mirada fija en la puerta por donde había huido el científico.

— Si, y me preocupa bastante — Natasha hizo una mueca y volteo a ver a su amigo— ¿podrías ir a ver cómo está de vez en cuando? A mí no me dirá nada porque no quiere que me preocupe por él, cree que ahora solo debo "disfrutar de mi regreso a la vida sin contratiempos insignificantes".

— Claro Nat, cuenta con eso.

— Gracias Clint, tenme al tanto de cualquier cosa extraña que notes.

Con una última mirada preocupada la pelirroja abandono la habitación, dirigiéndose a cumplir con sus tareas del día, dejando al arquero preguntándose como iba a hacer que un experto en ocultar sus sentimientos le contara que estaba pasando.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora