— ¿Y esta? ¿Cómo la obtuviste? —la voz de Bruce rompió el suave silencio que se había instalado de la habitación, mientras tocaba una marca sobre la piel desnuda de la mujer que yacía boca abajo junto a él.
— Una misión de SHIELD en Alemania hace unos años. Tenía que recuperar información que había sido vendida al mercado negro por un espía, pero cuando entre al edificio que me habían indicado me estaban esperando más de diez hombres armados. Luché como pude contra ellos y terminé ganando, no era algo nuevo para mí, pero no salí ilesa de ahí. Cuando estaba despachando a los últimos, uno de ellos aprovecho que estaba distraída con uno de sus compañeros y me apuñalo por la espalda —una sonrisa divertida se extendió por el rostro de Natasha al recordar el suceso.
Los dos vengadores se encontraban aún en la cama, sin intenciones visibles de levantarse en un tiempo próximo. Habían decidido cuando despertaron media hora atrás con el sol estaba comenzando a asomarse por el horizonte que ese día iban a tomárselo libre, sin misiones y sin laboratorio. Solo ellos dos.
La agente se había acomodado boca abajo con toda su espalda descubierta y mirándolo con su cabeza apoyada de lado sobre la cama, Bruce se había colocado de costado junto a ella, recargando su peso sobre su codo para poder admirarla y logrando tener una vista completa de cada una de las marcas que adornaban su piel.
— Ya no estoy tan seguro de querer saber la causa de cada una de tus cicatrices, estoy seguro de que las que faltan tienen historias muy parecidas a esa, y solo con saber ésta ya me están comenzando a dar ganas de no dejarte salir de esta habitación nunca más —la pelirroja rio suavemente ante su comentario, sobre todo por el hecho de que sabía que lo estaba diciendo bastante en serio.
Ambos habían llegado al acuerdo silencioso de aprovechar su inusual paz mientras durara, y entre todas las cosas sobre las que habían comenzado a hablar durante este tiempo, apareció el tema de las cicatrices en sus cuerpos y las historias que escondían detrás cada una de ellas.
— Tú sabes mejor que nadie que no tengo ningún problema con quedarme encerrada en esta habitación contigo el resto del día, o de la semana si quieres —la mirada que ella le estaba dedicando al tímido doctor dejaba en evidencia el doble sentido de sus palabras, haciendo que él cambiara nuevamente el color de su rostro a uno parecido al cabello de ella.
— Por favor Natasha, ten piedad, hazlo por de mis nervios —rogó el doctor ante la mirada divertida de la mujer junto a él.
— Pero si dejo de molestarte como lo hago, ¿cómo quieres que me divierta? —la espía cambio de posición en la cama, abandonando su cómodo lado para acurrucarse sobre el pecho del científico que se había dejado caer nuevamente sobre el colchón y comenzando a acariciar la piel expuesta del hombre debajo de ella.
Bruce había recuperado casi toda la masa muscular que había perdido en el último año gracias a sus tratamientos. Ella no pudo evitar notar que a pesar de que él no era de la clase de vengador que pasaba sus horas entrenando en el gimnasio, aun así, tenía cada uno de sus músculos marcados como si de verdad lo hiciera.
Natasha podía notar eso mientras pasaba sus manos sobre ellos, arrancando un pensamiento en su mente: tal vez no lo podrían comparar con Thor o el Capitán América en su juventud, pero tampoco era como si el pobre doctor tuviera mucho que envidiarles a sus amigos.
— Podríamos salir a comer y luego ir a caminar por el parque, ¿qué opinas? —el doctor le sonrió tímidamente mientras quitaba con suavidad unos mechones rebeldes del rostro de ella.
— Me parece perfecto, doctor Banner. Vamos a cambiarnos y a irnos por ahí —ella le devolvió la sonrisa y dejo un corto beso sobre los labios del hombre antes de levantarse de la cama para irse a dar un baño— Sabes que podrías acompañarme a la ducha, ¿no? Es una excelente manera de ahorrar recursos —agregó la mujer con diversión mirando hacia atrás mientras caminaba hacia la puerta.
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Una Segunda Oportunidad
FanfictionLa lucha final contra Thanos dejo a demasiadas personas sufriendo por sus perdidas, Bruce es una de ellas. Lo ha perdido todo, a su mejor amigo y a la mujer que amaba, hundiéndose en un profundo abismo de dolor y tristeza. El único deseo que tiene e...