CINCO

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Fue extraño, lo citó detrás del edificio del laboratorio porque tenía algo importante que mostrarle, empieza a creer que era mentira.

La caja se agitó, literalmente, se movió de un lado a otro sacudiéndose. Kaveh retrocedió lo más rápido que pudo, estuvo a punto de tropezar y lo hubiera hecho si no fuera por la mano libre de Alhaitham que lo tomó por la cintura.

—Estuvo cerca.

Kaveh se libró de su toque, no porque le disgustara, sino porque es bastante sensible en la zona de la espalda y no está acostumbrado al tacto en esa zona. Sería un desastre si Alhaitham se entera de ese detalle, puede imaginar las manos traviesas invadiendo su espalda únicamente para ver cómo reacciona.

—¿Qué traes allí? —le pregunta Kaveh, puede inferir que es un animal. Podría ser cualquiera, desde un pequeño hámster hasta un cachorro, con Alhaitham no hay límite alguno para sorprenderle.

—¿No es obvio? Nuestro hijo está aquí dentro —la cara sería de Alhaitham mientras suelta aquellas palabras le dicen que va en serio—. Puedes ponerle el nombre que desees.

No tiene palabras, el gesto es lo bastante tierno para dejarlo desestabilizado por completo. Sin embargo, quiere ver aquello que hay dentro.

—Puedes dármela un momento —le pide y Alhaitham le pasa la caja de cartón sin ningún problema, a pesar de que no está sonriendo, puede ver la emoción en sus ojos por mostrar interés en su regalo.

Sus manos van hacia las pestañas de la caja y cuando descubre lo que hay dentro está a punto de volver a caer al suelo, da una larga respiración y con manos temblorosas le regresa la caja a Alhaitham.

—¿Una serpiente? —lo suelta como una pregunta que en realidad es una afirmación.

Como si lo hubiera entendido, el animal vuelve a hacer que la pequeña caja se mueva un poco.

—La vi cerca de casa y decidí que podríamos adoptarla —tiene demasiadas ganas de preguntarle cómo es posible que la haya capturado saliendo ileso en el proceso.

Ver los ojos emocionados de Alhaitham le afecta a Kaveh porque no está dispuesto a decirle que quiere tener al pequeño animal, por lo menos a tres metros de distancia lejos de él. Quiere mostrar su agradecimiento y el aprecio al detalle que le ha dado, por ello decide que aceptará tener una serpiente de mascota.

—¿Me toca poner el nombre, cierto? —Alhaitham asiente y espera pacientemente a que elija el indicado, no tarda demasiado haciéndolo, podría decir que lo supo tan pronto como le vio— Nyx.

—¿Nyx? —repite, en su rostro se refleja que no comprende por qué hizo tal elección.

—No habrá otra serpiente que se llame igual, no habrá ninguna como la nuestra —es un nombre que recuerda haber escuchado en alguna parte, pero no puede recordar dónde, aunque no cabe duda de que le queda como anillo al dedo a su nueva mascota-hijo.

Alhaitham parece contento con la respuesta, es una buena señal y le hace sentir orgulloso haber elegido algo que le alegró. Tontos sentimientos.

—Cuídala, llévala a casa y así por fin tendré un pretexto perfecto para visitarte. No podrás evitarlo porque ambos somos los padres.

—No planeaba evitarlo.

Ha descubierto que le encanta la presencia de Alhaitham, le fascina verle todos los días. ¿Esta es la clase de interés que mencionó Alhaitham que sentía? Tal vez le hace falta conocer más de ese tipo de interés y no le molestaría hacerlo con la persona frente a él.

En el pasado nunca se hubiera imaginado estar en una situación similar, si alguien le hubiera dicho que sucedería él se hubiera reído hasta hartarse y después hubiera dicho: —Deberías de dejar las sustancias dañinas, Alhaitham me detesta y yo lo detesto a él.

—¿Estás bien? Te has quedado pensando —la ensoñación desaparece.

—De repente se me vino a la mente una pregunta, ¿por qué nos llevábamos mal? —es obvio que congenian en pocas cosas, pero se agradan, hay una ambiente íntima de reconocimiento entre ambos.

Desde que Alhaitham se acercó con el cuadro, Kaveh pensó que allí acabaría su interacción, que no lo hacía con la intención específica de alegrarle el día. Ahora puede ver que ambos tenían una perspectiva equivocada que no les dejaba avanzar en la misma dirección, como la vez en que discutieron por un debate en el que estaban en bandos contrarios y terminaron levantando la voz, o cuando vio a Alhaitham elegir el banco más lejano a él siempre que asistía a la biblioteca y le encontraba sentado en alguna mesa, como esas puede mencionar varias situaciones absurdas.

—Porque no veía con claridad lo que tenía frente a mí —Alhaitham baja la vista como si también estuviera recordando esos momentos—. Olvidémoslo.

—Somos padres ahora.

—Lo somos.

Conquistar a Kaveh || HaikavehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora