Conquistar a Kaveh || Haikaveh

TRES

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—Bien, puedes sentarte por aquí.

Kaveh arrastra por el brazo a Alhaitham hacia el sillón de la sala. Es pequeño, pero planea darle el lugar más ancho a él para que esté más cómodo, mientras tanto Kaveh puede sentarse en el individual sin problema.

Pero como siempre, Alhaitham hace algo que le quita el aire, pone resistencia a su agarre y después los lleva a ambos hacia el sillón ancho.

—Ambos cabemos aquí, no te alejes demasiado.

—Como quieras —dice con una falsa frustración.

Terminó su parte en sus ratos libres y no tienen nada que hacer en realidad, sin embargo, saca su material de todos modos y se pone a garabatear mientras Alhaitham se le ve demasiado concentrado como para molestarle.

Ha dibujado un paisaje, su propia sala, a Alhaitham, en tan solo veinte minutos. Son líneas rápidas y desordenadas que no le enorgullecen mucho, entonces arranca la hoja.

—¿Dónde está el cuadro que te regale? —escucha a la persona a un lado de él, interrumpiendo el silencio, no supo en qué momento Alhaitham se puso lentes, lo único que sabe es que se ve bien, muy bien. Y por supuesto que no se lo dice, sería demasiado vergonzoso para él.

—Lo colgué en la pared de mi habitación —cada mañana se despierta viéndolo, es un objeto que se ha convertido en algo valioso.

Entonces Alhaitham se levanta de su lugar, se estira un poco para liberar la tensión. Y se queda allí, de pie.

—No te lo mostraré —le aclara Kaveh de inmediato. Sus intenciones son claras, inspeccionar la vida personal de Kaveh, por supuesto que no se lo dejará tan fácil.

—Tan solo quiero saber si lo has cuidado bien. ¿Qué tiene de malo? ¿Escondes un cuerpo en tu habitación?

La decisión más sensata fue seguirle la corriente.

—Probablemente lo hago, tú serás el siguiente.

—Estaría encantado de serlo.

Kaveh se ahoga.

Es en serio, se ha ahogado con su propia saliva y no puede parar de toser. Este hombre hace que pierda control alguno sobre sí mismo, ni siquiera reconoce sus propias acciones.

Las manos de Alhaitham tocan su espalda para darle golpecitos y ayudarle a superar la tos. Es lo más vergonzoso que le ha pasado en la vida.

—Ya, ya, ¡déjame! —dice con esfuerzo, sus ojos están rojizos y su voz sale con dificultad.

Alhaitham asiente con la cabeza, pero no retira las manos de su espalda, las deja reposar unos segundos más antes de quitarlas por fin.

—Entonces, llévame hacia tu habitación.

No quiere hacerlo, más que nada por despecho, pero sería más inmaduro de su parte seguir negándose a algo tan simple.

—Tú ganas —él igualmente se levanta y empieza a avanzar por el pasillo. En el camino intenta recordar si dejó todo en perfecto orden, todo se pondría mucho más extraño si arrojó a la vista algo personal.

Alhaitham avanza detrás de él, no dice palabra alguna ante los cuadros colgados en las paredes donde se ve a un Kaveh pequeño, sin embargo, casi podría jurar que escuchó el sonido de la cámara fotografiar esos cuadros aburridos.

—Es aquí —ambos entran, de milagro las cosas no están hechas un desastre y se agradece internamente por ello.

—Es muy tú —lo entiende, su habitación es un reflejo de su personalidad, así lo considera y que Alhaitham se lo confirme le hace sentir orgulloso—. Me gusta.

—Gracias, por allí está tu regalo. Lo he cuidado bien —señala hacia la imagen, con la luz del día se ven mucho mejor los detalles. Es el artículo que más llama la atención al entrar.

—Seguro que sí.

Ambos se quedan quietos, no se miran a los ojos principalmente porque a Kaveh le pone nervioso y cuando lo hace es porque tiene algo que preguntarle:

—¿Por qué deseabas tanto venir? No creo que sea solo por el cuadro.

Alhaitham toma su propia barbilla con la palma de la mano, pensando.

—Quería conocerte mejor, ya sabes, cuando te interesa una persona quieres pasar más tiempo a su lado.

Nunca había sentido el tipo de interés que describe, trata de imaginarse a sí mismo en tal situación. No puede, aunque sí que siente algo que puede describir como "interés" a su manera hacia Alhaitham, tal vez también podría decirlo como "intriga".

Solo que hay un aspecto que le causa curiosidad:

—¿Te intereso? ¿De qué forma?

Alhaitham se queda callado, su mirada es pesada sobre él.

—De una forma en la que deseo conquistarte.