Conquistar a Kaveh || Haikaveh

SIETE

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Sus dientes están demasiado apretados en su boca, sabe que después sufrirá un dolor de encía que le dejará un recuerdo para toda la vida, pero no hay nada más importante que la escena desarrollándose a poco espacio de él.

Estaba tan tranquilo hace unos momentos, dándolo todo en su tarea de cálculo para que pudiera tener todo el fin de semana libre, cuando un movimiento extraño lo distrajo.

Era Alhaitham, pero no estaba solo. No le importaría demasiado si no fuera porque aquel que lo descolocaba con solo respirar le miraba cada tres segundos y le impedía concentrarse.

No quería levantar la vista, sabe que si lo hace entonces querrá ir hacia él y le costará apartarse de su lado durante lo que resta de su tiempo de estudio. Entonces, con toda la fuerza de voluntad que creía no tener, se ha quedado sentado con los ojos pegados a los números sobre la hoja.

Eso ha sido prácticamente la parte inicial de todo, el drama empieza cuando aquella extraña persona que se encuentra a un lado de Alhaitham empieza a acercarse demasiado. Una alerta muy roja de que probablemente busca algo que le desagrada por completo.

Primero es una mano sobre el hombro que él ha tocado demasiadas veces, luego una risa que a él le ha costado sacar y, finalmente, una pequeña carta que viene acompañada de un sonrojo proveniente de aquel a quien ha decidido, odia mucho.

Por los arcontes, el tiempo de regalar presentes fue hace unas semanas. Quiere irse y no ver nada de lo que está pasando frente a él, ¿por qué ahí de todos los lugares posibles?

Sin embargo, se reúsa a dejar las cosas así. Lanza una dura mirada contra aquellos dos a la par que finge acomodar sus libros sobre la mesa, haciendo ruido cada vez que deja caer uno sobre la madera.

Alhaitham continúa mirándole, le brinda toda la atención, pero eso no es lo que quiere. Quiere que se aparte lo más pronto posible de aquel extraño y deje de provocarle aquella extraña sensación subiendo por su garganta.

Pasan diez segundos, Kaveh se levanta fijando su objetivo claramente. Da pasos decididos sin detenerse a pensar realmente lo que está a punto de hacer, ya lo está llevando a cabo, así que no hay marcha atrás para él.

Puede escuchar el murmullo de aquel joven extraño cuando lo capta en el radar a punto de arruinar su oportunidad de estar con Alhaitham, es un claro: —¿No tiene nada mejor que hacer?

La respuesta es, claro que lo tiene, justo ahora debería de estar haciendo aquella odiosa tarea, sin embargo, está allí, con la frente en alto y con una determinación invaluable.

Coloca su mano justo donde estuvo la ajena, en el hombro de Alhaitham y de una forma distraída que parece un poco no distraída. Llama la atención de ambos y es justo lo que necesita para sentirse satisfecho en lugar de arrepentido.

—Necesito tu ayuda para los problemas de cálculo, ¿podrías ayudarme, Alhaitham? —trata de poner la voz más neutral posible, si pudiera gritar ahora mismo su enfado lo haría sin dudarlo dos veces.

Alhaitham sonríe, es una sonrisa suave y agradable a la vista. 

—No hay problema, ¿la necesitas justo ahora? —pregunta acusatoriamente.

Sabe lo que intenta, está más claro que el agua. Es despreciable, lo que menos desea es darle el gusto, ¿pero qué puede hacer? No hay duda de que lo que Kaveh siente son aquello que nunca pensó sentir por un tipo como Alhaitham, celos. Su deducción casi hace que deseé regresar a hace unos meses, cuando no estaba infectado de esta cosa.

—La necesito justo ahora —recalca la palabra "ahora" con fuerza para marcar su punto—, pero si estás ocupado puedo pedir ayuda a alguien más.

La mirada de Alhaitham se vuelve indescifrable.

—No lo estoy —dice con rapidez, su mirada vuela hacia su acompañante y con un gesto de disculpa se aparta de su lado para ir con Kaveh hacia el otro lado del aula con pasos lentos—, me has salvado de aquella situación —dice después de un rato.

—Te veías muy a gusto —ataca.

—Entonces viste mal, estaba de lo más incómodo hasta que llegaste tú —escucha desde atrás, Alhaitham se detiene a un lado de su mesa y deja que Kaveh tome asiento mientras él se recarga sobre la pared con los brazos cruzados.

—Tenía que hacerlo, no dejabas de mirarme, me desconcentrabas.

—Ah —es lo único que suelta Alhaitham mientras levanta una ceja—, creí que lo hacías por otra cosa.

—¿Qué más podría ser? —pregunta, casi levantando la voz más de lo que debería e inmediatamente regresa su atención hacia el trabajo pendiente y finge garabatear.

—Supongo que nada en especial, podría volver con él ahora mismo, veo que no necesitas mi ayuda.

—Atrévete —le apunta con el lápiz, aquel que tiene la punta recién afilada—, te necesito aquí. No puedo hacer esto yo solo, es demasiado complicado.

—Te estoy molestando, nunca te dejaría por alguien más, puedes estar tranquilo —Alhaitham se aparta de la pared y toma la hoja sobre su mesa para inspeccionarla—. Pero ahora creo que no podré ayudarte con esto.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunta con rapidez, sus nervios están a flote por las recientes palabras de Alhaitham.

—Este trabajo se entregaba ayer, debías de llevarlo con el profesor antes del medio día. Dijo claramente que no podría revisarlo la próxima semana.

El alma salió del cuerpo de Kaveh en cuestión de un instante.

—Todo esto es culpa tuya —suelta porque no hay duda de que ha estado demasiado distraído estando con Alhaitham que haciendo lo que se supone que debe hacer.

—Puedes culparme si te hace sentir mejor —dice mientras se recarga contra la pared por segunda vez. Nunca podría decírselo, pero se ve bastante bien en la posición.

—Oh, por supuesto que lo haré, si tan solo no estuvieras en mi mente cada vez que respiro estas cosas no pasarían —pasa una mano sobre su rostro con frustración.

—Me gusta estar en tu mente. 

—Y a mí me gusta que estés en ella, lastimosamente.