21| Límites

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|Límites|

Logan

El dolor punzante en la cabeza no cesaba y ya habían transcurrido setenta y dos largas horas de la discusión con Gabe. Setenta y dos largas horas en las que no dejaba de sentirme como un completo estúpido por meter las narices en donde menos debía.

¿Qué se supone que iba a obtener de él? ¿Una felación de agradecimiento? ¿Un abrazo de colegas? Por Dios, no era su estilo y tampoco era necesario disfrazar la dinámica pasivo-agresivo por una color de rosa.

De verdad ese tipo estaba volviéndome loco.

No lo entendía.

Ni quería entenderlo.

Quiero decir, por qué alguien como yo que aspiraba a una vida vil y sosa se desgastaría en descifrar aquella incógnita. Después de todo solo era un mimado, no tenía caso desperdiciar tiempo y cerebro.

Sin embargo, el enojo, la frustración y el resentimiento no dejaban de acudir a mí. Ciertamente era desgastante, casi mortal como soportar una daga enterrada en el pecho. No estaba acostumbrado a esa clase de sensaciones por lo que intentaba eliminarlos y concentrarme únicamente en lo que valía la pena.

El viaje a Hawái estaba a la vuelta de la esquina.

Y si quería que las cosas funcionaran me apegaría al plan, a las reglas. No podía darme el lujo de echarlo a perder. Incluso si me veía obligado a falsear con un romance de ensueño lo haría. Acataría y fingiría estar enamorado de Gabe si de eso dependía recibir mi herencia. Una vez concluido cada quien iría por su lado, los matrimonios terminaban, la gente lo entendería y él pasaría a segundo plano.

Todo estaba fríamente calculado.

Lograría convencer a la abuela. Al final, ¿qué tan difícil era aparentar tener sentimientos por alguien? La mayoría de las personas lo hacían todo el tiempo. Era sencillo.

En cuanto escuché la cerradura de la puerta abriéndose mis pensamientos se apagaron. Dax entró acompañado de Vinny, regresaban de comprar analgésicos para bajar la hinchazón de la nariz de Dax. A buen ojo no se veía nada bien, pero por suerte no había ninguna fractura en el tabique que requiriera de una operación.

—Buenos días —saludé mientras ocupaba una silla en la mesa, cruzando las piernas por los tobillos.

Dax lloriqueó y se sentó alado.

—Casanova, jodieron mi hermoso rostro. Me dejaron como la versión pirata del maldito Shrek.

Intenté con todas mis fuerzas no sonreír.

—Lo sé, es difícil no darse cuenta —acoté con educación.

El horror no diluyó en su rostro.

—No me digas eso.

—Si te digo.

—¡Logan! —masculló herido.

Bebí un sorbo de café, escondiendo la media sonrisa y miré de reojo a Vinny, en lo que su hermano maldecía a los autores de los hechos. Luego de varias semanas desde la última vez que hablamos y estuvimos juntos, era la primera vez que se presentaba por estos andares.

—Dime que miente —Dax procedió a zarandear su hombro, o más bien lo que pudo de él dado que Vinny media alrededor de los dos metros.

—Hazme el favor de quedarte quieto —lo regañó aplicando la pomada en su nariz, aunque sin elevar el tono.

Inevitable Odio |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora