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A la mañana siguiente.

Despierta por unos gruñidos, estaba por salir pero nota que no está pasando nada malo, como puede abre un poco la ventana de la sala, jadea al ver un león demasiado grande, un león normal no debería de ser tan grande, por qué te sorprendes, este lugar nada es normal.

El león la mira, se queda congelada, tiene un poco de temor pero aún así no se hace para atrás, observa como el león pasa su lengua a la leona para después al cachorro, tomó a su cachorro  su leona se levanta los dos salen del porche, pero la leona mira hacia atrás, abre en grande sus ojos al ver como la leona baja la cabeza, queriendo decir  gracias o estás viendo cosas que no son.

Suspira al ver que ya no están, sale a fuera y toma las mantas, toma uno de los jabones que usa para lavar va directo al río, no le gusta que estos estén sucio, nunca sabe cuándo tendrán otra emergencia y sea necesario. Quería hacer una mini clínica pero, no tiene los materiales necesarios, y lamentablemente se necesita fuerza bruta, pensando en hacer una sencilla pero no sería resistente al agua o al viento.

Limpia su hogar como hace todo los días, sale afuera y observa todo sus cultivos, cuando termina va hacia el río y se baña, todas las tardes viene a nada es una gran forma de sacar un poco el estrés de su cuerpo, al salir peina su cabello con sus dedos, es muy largo está más para abajo de sus caderas, nunca pensó que le crecería tanto, cuando termina se viste camina hacia su hogar cuando llega se paraliza.

Es el mismo León de esta mañana, es demasiado grande, con cautela da unos pasos ─Hola… ¿en qué puedo ayudarte? ─el León gruñe, camina un poco y pone en sus pies dos conejos, ella se sorprende un poco ─¿para mí? ─el León confirma, ella sonríe ─Muchas gracias no era necesario… por cierto ¿cómo está la leona y el cachorro? ─del León solo recibe un ronroneo, poco a poco se acerca a él, con cuidado pone su mano en la gran cabeza del león, le rasca un poco, haciendo que el ronroneo se intensifique.

El león ronronea a gusto, se siente demasiado bien.

Después de ese día, el león y la leona la visitan varias veces en la semana, aunque a perdido mucho la noción del tiempo, sabe que viene un día sí otro no, también la pareja trae a su cachorro, al cual se a encariñado bastante, la pareja de leones le a tomado tanto cariño que les dejan el cachorro por días, la suerte que el pequeño es tranquilo y la sigue para todo los lados.

Hoy se lo han dejado, así que no dormirá solo, desde que este pequeño nació han pasado unos cuantos meses, sus días gracias a este cachorro son divertidos y acogedores. Con ayuda del pequeño los dos recogen fruta y vegetales, cuando terminaron entra a la casa, mientras ella está cocinando escucha muchos rugidos, estaba apunto de salir cuando el cachorro muerde su ropa impidiendo que salga.

Ella se da cuenta que debe de estar pasando algo malo, todos esos rugidos no vienen del camino que viene sus amigos leones, suelta el aire aliviada, cierra todos las ventanas y puerta, la suerte tiene suficiente agua, toma al cachorro en sus manos y se encierra en el baño. Toda la noche escucho lo mismo, no pudo pegar un ojo, además veló por el cachorro en sus manos, quien no ha dejado de temblar.

Nota que ya el sol a salido, desde hace rato no sé escucha esos sonidos, con cuidado sale y acuesta al pequeño en su cama, besa su cabeza y lo arropa, con cuidado sale hacia la cocina come un poco de fruta, escucha rasguño en su puerta, todo su cuerpo se congela, es muy insistente el rasguño, llena de miedo abre la puerta, jade al ver un enorme, pero muy enorme lobo.

─Oh por Dios ─se arrodilla y no sabe dónde poner sus mano, el lobo blanco está manchado con sangre rojo por todo lados, muerde su labio y lo arrastra hacia adentro, separa un poco sus cabello limpia la área y lo cose como puede, no hay tiempo para afeitar cabello, el lobo está perdiendo muchas sangre, la suerte que no hay ningún órgano perforado ─Grandote que te abra pasado ─exclamó acariciando su cuello.

El cachorro gime bajito, sus padres siempre le han dicho no se aserque a los lobos blancos y negros, frente a él está uno blanco, unos de los animales más temido y feroces. Por el miedo tan grande no se dio cuenta que había cambiado.

Ella se levanta, recoge todo y comienza a limpiar sus utensilios, cuando vuelve encuentra un gran cuerpo, ¿dónde está el lobo? con cuidado se acerca al gran lobo.

─NO TE ACERQUES.

Ella escucha una voz de niño, mira hacia su habitación, un niño ─¿Que?

─Es un lobo blanco son malos.

─Lobo blanco ─mira hacia el hombre, es verdad hay había un lobo blanco, un lobo blanco, lobo ─Lobo.

El niño la mira.

Ella observa al niño frente a ella, también está desnudo ─Tu… ¿eres…

─Me dices cachorrito.

─Cachorrito, el cachorro leon ─comienza a entrar en pánico, una loca idea pasa por su mente, tiene que ser por Dios, ella misma está viviendo algo imposible reencarnación o trasmutación, entonces es posible que esté en un lugar donde las personas se transforman en animales.

El niño abre sus ojitos en grande al ver como la mujer cae desmayada en el piso ─Eh.

Esta vez si es amor +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora