EL CRIMEN QUE COMETO POR TU AMOR (RESUBIDO)

Capitulo 3

Durante toda la noche fue inevitable llorar y sentir aquel dolor, las lágrimas de ambos jóvenes que guardaban en la soledad y deseando que pudieran regresar el tiempo atrás, en el cual sentían que había un sentimiento de verdadero amor que los tenían en unión.

Aquel joven que tras la puerta no dejaba de llorar por su error, sabia cuanto importaba el que llegara a tiempo en esa ocasión viendo al fin una oportunidad de acercarse un poco mas a su hermano menor, pero aquella presión que sentía cada vez fuerte que lo impedía a darle de aquellas emociones que guardaba y lo que provoco que encontrara la puerta cerrada, colándose nuevamente su culpabilidad ante aquel cerrojo.

—¡Jimin! —Grita con un nudo en la garganta intentando llamar a la puerta

Puede escuchar su nombre tras la puerta pero, no quiere atender por más que en secreto quisiera, no quiere verlo una vez más con esa tristeza, no quiere caer de nuevo en aquella sensación que lo lastimaba, no quiere aun tener ese sentimiento que lo enferma y no lo dejaba descansar, hubo un tiempo que quiso soñar que todo podría mejorar, en el que aquel acto que esta en su mente significaba algo más, un secreto que ya no podía guardar más en aquellas paredes que lo hacían llorar, uno que nadie pudo mirar mientras menor y mayor eran ocultados, uno del que nadie se debía enterar.

—¡Déjame en paz!

—¡Jimin! —Grita aun golpeando la puerta intentando llamar a su puerta sin poder evitar el empezar a llorar—¡Perdón!

—¡Vete! —Grita contra la almohada en una voz tan ahogada—¡Déjame solo!

Las lagrimas no pararon de mojar aquella almohada que lo consolaba, aquellos gritos que rompían su garganta siendo su única forma de sacar toda la ira guardada, las muestras de ojeras que se formaban alrededor de sus ojos y aquella debilidad de su alma el escuchar los pasos cargados de pesar de su mayor. Aquellas piernas las piernas débiles del mayor que volvían a su dormitorio después de intentar llamar por dos horas, dos horas en la que insistió de forma persistente a una respuesta que no llego, y formándose preguntas en su almohada que no lo dejaban descansar en paz.

El sentirse perdido en su deber

El deber que el mundo le dictamino a ser, el hermano mayor quien debía velar por la atención y protección de su menor, además de cargar con la culpabilidad de ser el causante de la tragedia que guardaba en su mente, o ser un joven que comete errores por su felicidad, felicidad que estaba prohibida en todo lo que conocía de la ética, lo incorrecto lo llamaba a los sentimientos que guardaba al anochecer, pero siempre a la mañana teniendo que cumplir con su deber, el deber de cuidar al ser que ama.

La puerta es al fin abierta a la mañana, dejando con ello la señal de un pequeño ruido que despertó al mayor, quien no tardo en salir de su cama con rapidez, señalando lo evidente para el tras abrir su puerta dejando un caos de sabanas a sus pies. La puerta abierta como una oportunidad más, pasos en la cocina que lo llevaron hacia aquella cabellera rubia moviéndose y aquellas suaves manos preparando café, notaba como su figura había cambiado con los años, pero aún seguía esa delgadez, algo peligroso, pero él sabía que por ahora era mejor no mencionar.

—Jiminnnie—Dijo con suavidad intentando ser discreto, pero de igual forma asusto al menor causando que la taza resbalara de sus manos—Perdón, ¿estás bien?

—Sí, No estaba tan caliente—Dijo notando las manos de su mayor queriendo alejarse cuanto antes—¿Qué hacías en la puerta tan silencioso?

—Yo...solo quería hablar contigo—Dijo afligido aun tratando de acercarse—Perdón Jimin, yo no sabía que tardaría...yo

—Está bien, no importa

—Jimin en verdad lo siento, yo te prometo....

—Jin está bien ¿sí? —Lo detuvo con firmeza, pero con una muestra de su rostro que no guardaba ninguna expresión—Pero ya no hablemos de ello por favor