BIANA TORRES
La idea suicida de volver a China no ha calado para nada bien en ninguno de los agentes Salvadoreños que Margot y yo hemos tratado de convencer. Al ser una misión apoyada por Spence, pero sin ser propiamente del SIPM genera una profunda desconfianza que le hace creer a todos que en un caso de emergencia no obtendremos apoyo.
Y es válido, porque así es.
Básicamente estamos actuando a espaldas del organismo, pero con el apoyo ciego del jefe. Nadie va a ir en nuestra búsqueda inmediata de algo salir mal.
El día tres en búsqueda de equipo llega y con él dos invitados especiales de Margot. Al principio me cuesta reconocerlos porque han cambiado físicamente, pero entre pupilentes y colores de cabellos diferentes logro ver el rostro de Candel y Valentín, los cuales pasaron de ser pelirroja y rubio propiamente para convertirse en personas de cabello oscuro al igual que sus ojos anteriormente claros.
Hasta han subido un poco de peso.
Sinceramente ya no se ven para nada atléticos y dudo mucho que puedan sostener un entrenamiento de combate y armamento. Pero es mejor esto que nada.
Ellos no son mis amigos y tal como esperaba ambos guardan algún tipo de recelo hacia mí, incluso hacia Margot. Pero por lo que entiendo, el motivo por el que están aquí es porque aún cuando les dieron la oportunidad de comenzar sus vidas desde cero sus pasos encochinados torcieron el camino de nuevo, aunque ya no son delincuentes profesionales sino rateros de quinta.
Que caída tan abrupta pasar de ser un criminal y perseguido mundial a un simple ladronzuelo, un carterista. Directo al orgullo que ya ni deben tener.
Luego de seis meses de prisión en Uruguay, ambos, ahora están aquí, saldando la deuda con Margot que fue la única sobre la faz de la tierra que se dignó a pagar su fianza.
Es triste cuando tienes cierta edad y te ves solo en el mundo. Y sí, yo no debería hablar mucho o regodearme en una familia que no tengo, pero al menos sé que la abuela sigue conmigo y que se preocupa por mi bienestar.
—No sé si esto sea una buena idea —Cuestiono.
—¡Vamos, Bi! —Margot se queja malhumorada, ha pasado toda la mañana despotricando el calor del Salvador—. No tenemos equipo aún, no aportas nada y todavía te atreves a criticar mi idea.
—No creí que tú idea fuese traer a ex convictos fuera de entrenamiento.
Me parece hasta una burla.
Cimo si a ella no le importase realmente ejecutar lo que se conversó en un inicio. Hasta parece un saboteo, y no tengo idea de porqué quiera dañar el plan, si ella al igual que yo fue víctima de las triadas, D-Company y la Yakusa.
—Lo bien aprendido nunca se olvida ¿eh? —Valentin recibe un codazo de Candel y capto la idea de Margot, o al menos quiero creer que ésta movida de traer a sus ex compañeros de vuelta al mundo real tiene de base usar mano de obra que no sienta miedo de perder algo valioso, personas con experiencia en casi morir.
Ladrones, asesinos y delincuentes en general. Personas sin familia.
—Tienes razón —Margot que ni tiempo tiene de amargarse para soltar algún insulto se me queda viendo con la ceja alzada—. Muy propio de tu parte las ideas extrañas pero funcionales ¿De dónde sacamos más delincuentes?
—Hey, hey, hey —Candel por fin participa y que se cruce de brazos indica predisposición—. A mí no me estés llamando delincuente.
—Es que eso somos, fíjate.
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Santa Infiel
RomanceCuando un enemigo del pasado vuelve con más fuerza, Spence debe buscar al único hombre en la tierra capaz de ayudarle a exterminarlo: Massimiliano Benedetti, expulsado, exiliado y dado por muerto. Y mientras que Biana busca venganza por su propia ma...