MARGOT CORVINO
Venir al mundo es una tarea cruel si lo vemos desde el punto de vista del nuevo integrante. Sí, las mujeres añoran tener hijos. Sí, las celebraciones por embarazos parecen un festejo cada vez más despampanante por el logro de dar vida.
Yo ya no puedo tener hijos, y agradezco cortar el ciclo de traer un niño a este mundo tan dañado. Yo habría escogido, de poderse, no nacer, no estar aquí.
Pero estoy aquí, así que yo por mi parte escogí no reproducirme y no traer a nadie más a sufrir. Alex por supuesto que no estuvo de acuerdo con la intervención de esterilización permanente, porque él sí sueña con tener una familia, a diferencia de mí que desde pequeña no he hecho mas que ver el mundo en blanco y negro. Y de un tiempo para acá solo negro.
Trato de seguir, avanzar, sonreír y ver las maravillas que trae consigo el estar vivo también, porque no todo es tan malo. Pero lo único que sostiene mi cabeza para que no flaquee es la insaciable sed de hacer justicia por mi propia mano, de hacerle honor a mi padre, de destruir cualquier cimiento del terror.
Cada mañana mientras lavo mi cara el espejo refleja odio, porque odio no haberme podido defender, no haber logrado salir de la fosa a tiempo. Alex es mi rayito de luz en medio de la oscuridad, la mayor parte del tiempo peleamos porque mi apatía choca contra su positivismo extremo. Pero así son las parejas, mientras menos coincidan más se atraen.
No estoy de humor esta noche, y menos con la negativa de Spence. A mí tampoco me dejan entrar al caso por la cercanía personal que tengo.
La frustración puede conmigo y termino echada en la cama de la villa. Esta semana debo cumplir horario en la sede, para el martes que viene ya puedo volver a casa, que no está tan lejos de aquí. Biana me escribe para avisar que se siente mal y que no vendrá a compartir la habitación conmigo.
Antes ya éramos amigas, pero después de la tragedía se convirtió en la hermana que mis padres no me dieron. Y se siente bien tener una figura de hermana, así no sea de sangre, para hablarle a las doce de la noche cuando sientes que se te cae el mundo a pedazos.
Me ofrezco a acompañarla y se niega. Se me hace un tanto sospechoso y sólo le ruego a Dios que no haya sido tan idiota de volver a caer en algún tipo de juego con Massimiliano. Estoy tentada a acercarme al bloque de residentes externos solo para evitar cualquier cercanía con el infeliz del reaparecido, pero recibo un mensaje de Alex y los planes cambian con la invitación que me hace de salir un rato.
Son las nueve de la noche y no es tan responsable de nuestra parte inventar citas con el país como está. Podriamos recibir órdenes de defensa en cualquier momento, sin embargo, quiero distraerme esta noche. Me vendría bien un cambio de luces.
Un poco de sexo con el hombre que más me gusta en el mundo serviría de terapia.
Respondo enseguida, aceptando la cita y yendo a ducharme para estar más presentable. No es que sea muy amante del maquillaje, en Costa Cruz me metía muy bien en el papel de Laura, una mujer coqueta y risueña que debía cambiar de look cada semana para resaltar en cada lugar que llegara.
Pero Laura no existe en realidad.
Y la verdad se siente bien volver a ser yo.
Por eso me visto con una braga suelta de color negro, es de tirones y corte recto en el escote, amo que sea de pantalón bota ancha, así puedo usar tenis sin que se note demasiado que no combina.
Me peino con el cepillo secador, el proceso es rápido por mi cabello corto a nivel de la barbilla. El último año dejé de raparlo, Alex dice que me veo mejor así y decidí complacerlo.
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Santa Infiel
RomanceCuando un enemigo del pasado vuelve con más fuerza, Spence debe buscar al único hombre en la tierra capaz de ayudarle a exterminarlo: Massimiliano Benedetti, expulsado, exiliado y dado por muerto. Y mientras que Biana busca venganza por su propia ma...