Belhalia, 1 semana de trayecto llegar a la ciudad de Ka'an.
ANÓNIMO
La neblina envolvía cada rincón del pueblo con el paso de cada segundo. Caminaba entre los aromas de canela y azúcar, miel y chile, carne y flores. El viento movía los carillones junto con los huesos y carpas extendidas, abriendo paso a la extensa comunidad. El suelo crujía con cada paso, levantando tierra, desechos y restos. Vivimos en la miseria de todos, la pobreza nos hace uno.
Un llanto atrajo miles de miradas, ojos llenos de pesadez y tristeza.
Otro saqueo.
Cada vaso, jarrón, ventana y cortina era destrozado y arrancado de sus propietarios. Los guardias de CAG habían encontrado a un nuevo tekutmi de tipo dos. Nosotros éramos criaturas sin derechos, sin opinión, esclavos en la sombra de aquel que reinaba con egoísmo y mano de hierro ardiente. Mis ancestros fueron esclavos, mis padres lo son y mi generación y las que siguen seguirán esta tragedia hasta el último aliento. El don de ver y no ver.
La habilidad de espiar y visitar lugares sin tener que desplazarnos era nuestra especialidad: teletransportación visual. Los ojos iban y venían, los ojos eran nuestros oídos y guías, nuestro punto fuerte. La maldición persistía en aquellos que nacían sin el órgano más importante en nuestra cultura. El futuro estaba en la palma de sus manos; eran prácticamente dioses, dioses sin poder ni autoridad.
Los disparos resuenan y rebotan, despertando el pánico en todos los presentes. La gente huye, las tiendas cierran, cuerpos caen; la desesperación se apodera de cada alma en este infierno que nos rodea.
Un hombre cae, una mujer cae, un niño cae. ¿Acaso no entienden que forcejear es inútil? Una bala roza una de mis orejas, pero logro convertirme en piedra antes de que penetre mi piel. Arrástrate y huye.
La piel absorbe cada golpe, pisotón y mancha de lodo que impacta contra mis brazos. Mi piel tiene el color de un día de tormenta, somos todos grises, claros u oscuros, pero para ellos, no importa; todos somos iguales. Una canasta de verduras cae sobre mí, seguida de un estallido que lo cambia todo.
No necesito levantar la mirada para saber qué ha pasado; han apresado a otro. El sonido de botas crujiendo se mezcla con el caos mientras arrastran el cuerpo inconsciente. Como puedo, me quito la canasta de encima. Los lamentos y sorbos acompañan a la guardia, como si fuera un festival. Una mujer sangra por los oídos, se los han reventado. El olor a pólvora y quemado llega a mi nariz, y es entonces cuando volteo y veo la casa en llamas. ¿Cuándo seremos libres?
⇷ ♕ ⇸
Me duelen los brazos de tanto tallar; las tablas de madera brillan débilmente con la escasa luz de la casa. Las velas son pocas y procuramos no usarlas todas. Mientras vuelvo a sumergir el cepillo en la cubeta con agua enjabonada, continúo tallando cerca del librero. Mis ojos se desvían hacia atrás y caigo de frente, inconsciente.
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Palabras del Pasado
Teen FictionLibro [1] del universo de Skystead. Una guerra, solo puede ser evitada con la profecía sagrada que queda a manos de cuatro jovenes, donde la desgracia y secretos los cubren y solo uno, es la clave. El milagro del mundo para que no caiga en pedazos...