Libro [1] del universo de Skystead.
Una guerra, solo puede ser evitada con la profecía sagrada que queda a manos de cuatro jovenes, donde la desgracia y secretos los cubren y solo uno, es la clave.
El milagro del mundo para que no caiga en pedazos...
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ANÓNIMO
Cuando tomé esa decisión nunca pensé ni quise que todo esto pasara, no entiendo el porque si tiene un motivo toda esta situación pero solo se una cosa.
No me arrepiento de nada.
Son fuertes, los críe para serlo, los amé, les enseñé y los entrené; se como son cada uno de ellos, sus virtudes, cualidades, debilidades, sus secretos, pero ellos tuvieron la palabra y yo la perdí en esa noche. Mi vida, mi alma, mi luz, me fue arrebatada ilícitamente, nunca los abandoné; no entiendo mi propósito en este plano.
¿Vivo?
¿Muerto?
¿Qué soy?
No son los únicos que se preguntan lo mismo, mi legado les dejo, mi legado seguirán... ¿Algún día los dejarán?
Se que me sienten, me escuchan, necesito que me recuerden, no me pueden olvidar, son crucial para todo esto, no dí mi vida por esto, no lo predecí para que me dejaran como un recuerdo ameno, tuve y sigo teniendo un propósito en sus vidas, busquen en su interior, conecten con su alma, acaso no sienten el linaje de miles de almas en pena, en guerra, en gloria.
La amargura ya cubre mis raíces, me da un pesadumbre el verlos en ese estado, en esa posición, en esa clase, envolviéndose con el pobre cuando en su sangre llevan la realeza, y tu, mujer mía, poseedora de mi corazón y bendita alma, aquel día que me postré ante ti, supe que serías mi mujer, mi razón de existir, super que contigo se podría cumplir la profecía, que podríamos crear el armamento perfecto, y ahora, te regocijas en el dolor, en el duelo, ¿Acaso no me lo prometiste? ¿Sigo siendo el que toma tus riendas y te guía por el camino, el pilar de tu aposento? Cuiden de ustedes, no se olviden, nos reuniremos, ya lo viví.
No me olviden, ódienme, pero no me destierren de su conciencia, por más que sufran por mi culpa, nunca me avergonzare de lo que hice.
