~ Alas ~

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¿Así que esa era la razón a tu insistencia?
No era genuina preocupación, era la fachada que siempre utilizas cuando necesitas que ponga mis manos al fuego por ti.

¿Así que por eso sonríes?
No es por que me tengas la mínima pizca de afecto, es que te alegraste al pensar que los hilos de tu marioneta al fin se estaban desenredando.

¿Para qué es el pañuelo en tus manos?
No es para darle consuelo a las lágrimas que pican tras mis ojos siempre sonrientes, es para que limpie el desastre al que llame "arte" hace unos cuantos años.

Los oídos me pitan, la visión se me empaña, las manos me tiemblan y el cuerpo entero pica.

Necesito arrancarme con las manos la línea permanente que trazó las lágrimas pasadas.
Necesito enderezar el cuerpo entero que se agazapo con el paso del tiempo.
Necesito gritar hasta dañar mi voz, porque en realidad nunca hablé, sólo susurre en la distancia.

Camino por las calles imaginando miles de escenarios en los que mi monotonía se transforma en el más inesperado camino, imaginando acordes de músicas que flotan entre las cuerdas de mi corazón, pensando en el futuro que parece alejarse continuamente, transformando las desviaciones que tomé y repitiendome continuamente que no debía arrepentirme.


Imaginando que volvía.

Imaginando que podía.


Despierto, respiro y me levanto.
Me ducho, me visto, me preparo.
Camino, espero y luego viajo.
Aterrizo, soy y luego rebobino.

No se que pasa.
La crisálida parece no darme tregua, no desea que mis alas extienda, no me permite elevar mi vuelo.

Las plumas revolotean con el viento, se esparcen por el suelo y antes de que se desvanezcan con el tiempo las recojo una a una y las conservo en la caja que ha empezado a guardar las pruebas de un crimen, me recuerdan la manera cruel con la que las arrancan.

Es igual cada día, sólo escucho, luego obligo a mi cerebro que borre todo cuanto mal me proporcione.
Amanece y las pruebas de todo lo que paso son los dibujos de un sinfín de jaulas, mariposas y flores, los zarpazos que decoran las partes menos visibles de mi cuerpo, los mordiscos mentales que por más que me esfuerzo no vuelven.

Y es así como olvido todo, es así como la crisálida logra fragmentarse un poco, es así como las alas rotas de la mariposa misticamente logran alzar su vuelo y el cuervo sin plumas observa como se aleja de la jaula y lo abandona a su suerte.

"- Estoy sólo, otra vez..."



Psicosis Nebulosa |Libro 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora