La Resiliencia del Corazón: en Tiempos de Adversidad

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Saber que Astoria sufre tanto como lo hace solo provoca que Harry la quiera y admire más. Su amiga es increíble, y él se ha propuesto cuidarla y apoyarla en todo, como ahora que están a punto de entrar al aula de Pociones para su primera clase. Según su madre, Astoria había tenido un pulso de magia demasiado fuerte en la clase de Encantamientos cuando les estaban enseñando el hechizo de iluminación. Fue tanto su poder que dejó doliendo los ojos a más de uno, y ahora su magia está muy débil para siquiera lanzar chispas de colores.

—¿Estás bien, Tori? —preguntó el pelinegro, ya muy preocupado por su amiga. Astoria estaba pálida y parecía que se iba a desmayar.

—Tranquilo, Ori, estoy bien. Tú solo pásame las respuestas de lo que tu mamá pregunte —contestó con gracia la castaña, pero de lejos se notaba lo cansada que estaba, y Harry la miró, no muy seguro—. Vamos, Ori, estoy bien, no tienes que preocuparte de nada. —Que ella usara ese apodo cariñoso con su segundo nombre lo hacía sentir más tranquilo.

—Entren todos, la clase está a punto de comenzar —dijo su madre, y él y los demás entraron. Compartía esta clase con Gryffindor, y era de las pocas que tenían en común.

Cuando estaba por acercarse a la segunda fila de asientos junto a su amiga, una chica de cabellos rojos y muchas pecas lo tomó del brazo y lo sentó de manera brusca a su lado.

—Deja de estar con esa. Eres muy lindo para estar cerca de alguien que no puede hacer brillar su varita de buena forma. Mejor quédate conmigo —dijo la niña, mientras le sonreía y miraba a Astoria con desagrado. Él se volteó, se soltó de su agarre y la enfrentó.

—No me gusta que le hablen así a mi mejor amiga. Además, no te conozco.

—Pues ella no debería ser tu mejor amiga, es una tonta. Mi nombre es Ginny.

—Pues lo siento, Ginny, no quiero ser tu amigo.

Al terminar de soltarse, intentó ir con Astoria, pero antes de llegar a ella, la pelirroja la empujó de forma brusca, lo que provocó que su amiga cayera lastimándose el brazo, y por lo débil que estaba, se desmayara. Esto alertó a Harry de inmediato, quien buscó desesperadamente a su mamá. Al ver a Severus salir de detrás de los estantes, corrió hacia él.

—¡Mami, rápido, necesito que ayudes a Astoria!

—¿Qué pasa, cariño? No entiendo, cálmate.

—Una chica pelirroja intentó alejarme de Tori y, cuando la rechacé, la empujó. Tori está enferma, mami, debes ayudarla, por favor.

Ambos pelinegros corrieron a socorrer a la niña que estaba en el piso, y Severus la llevó al ala de enfermería, donde Harry aseguró que no se separaría de su mejor amiga en todo el día, o hasta que Tori despertara. Le permitieron quedarse con la condición de cumplir cualquier tarea que tuviera asignada, lo cual el pelinegro aceptó.

En un momento en que se encontraba algo apartado de la camilla de su amiga, un rubio de ojos grises entró a la enfermería con un ojo morado. Al ver al pequeño pelinegro, se acercó.

—Harry, ¿estás bien? ¿Qué pasó? Estabas llorando —preguntó al notar los ojos rojos del pelinegro.

—Draco, Astoria... ella... Tori está inconsciente —dijo, y rompió a llorar.

El rubio quedó paralizado. ¿Astoria inconsciente? Debía ser algo grave.

—Harry, dime qué pasó. ¿Dónde está Tori? —pidió desesperado. Harry lo llevó a la camilla donde la castaña yacía acostada, con un golpe en la frente que, aunque Madame Pomfrey intentó cerrar, la magia de la niña no lo permitía.

—Estábamos esperando la clase de mamá, y una chica pelirroja me jaló del brazo y me dijo que debía alejarme de Tori, que debía ser su amigo. Yo obviamente no quería eso, así que me solté, pero ella fue hacia Tori y la empujó. Tori tuvo un pulso de magia mientras estábamos en Encantamientos, así que ya estaba muy cansada. Esto es mi culpa, Draco. Tori está mal por mi culpa —se veía devastado, y lo estaba. Su mejor amiga estaba herida por su culpa, y no sabía qué hacer.

Ecos de una Sangre Maldita: El Juego Mortal de las FamiliasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora