Presiones y Secretos: La Lucha por Mantenerse Unidos

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Las cosas para el grupo de amigos no estaban mejorando, sino todo lo contrario. Harry había empezado a tener problemas para ver a sus padres, ya que, al parecer, alguien —seguramente la sabelotodo de Granger— le había comentado al director de la escuela su relación con Potter, y ahora tenía a Potter y su séquito detrás de él. Draco también era acosado por Potter a toda hora, diciéndole que tenía que aceptar rápido el lugar que ocuparía en su vida o se quedaría solo para siempre.

Dafne estaba siendo presionada por sus padres para contraer matrimonio con un chico de una escuela mágica en Rusia, que, según ellos, era lo mejor para controlar a su hija rebelde. La pequeña Astoria simplemente era hostigada día y noche por estudiantes de otras casas, y en mayor medida por la Weasley más joven. Esto solo llevó a que el grupo de amigos se reuniera cada vez menos y la sensación de soledad creciera aún más.

—Ori... —la voz delicada de Astoria sacó a Harry de sus pensamientos. Él se encontraba mirando la ventana que daba al lago negro, ubicada en la sala común de Slytherin.

—Tori, creí que estabas en la enfermería —dijo Harry, sorprendido. No había visto a su amiga en días, ni siquiera en clases.

—Sí, estuve en la enfermería casi una semana, y mi supuesto mejor amigo no me fue a ver en ningún momento. Pero calma, Orion, entiendo que ahora que te juntas con tu querido hermano Potter no quieres seguir con la chica tonta que no puede hacer ni un "Lumos".

Esas palabras dejaron a Harry fuera de lugar. ¿En qué momento había estado tan metido en su cabeza que no notó que había olvidado a Astoria? Y, por culpa del acoso de Charlus Potter, ahora Tori cree que ya no es importante para él. Las cosas solo estaban empeorando a cada momento, y antes de poder decirle a su mejor amiga que todo era un malentendido, ella se fue llorando a las habitaciones de las chicas, donde él no podía entrar. Lo peor fue que, al levantar la mirada, distinguió los rostros incrédulos de Dafne y Draco, quienes lo miraban con una mezcla de decepción y molestia.

La primera en irse del lugar fue la rubia de cuarto año, que corrió escaleras arriba en busca de su hermana menor, mientras el rubio solo se quedó mirando a Harry como si no lo conociera.

—No es verdad —dijo en un susurro, algo roto, pero que fue escuchado por Draco, quien apenas se iba a voltear para marcharse—. No es cierto que dejé sola a Tori por irme con Potter y su pandilla —lágrimas empezaron a caer por su rostro—. Potter me tiene amenazado y no me deja tranquilo. Al parecer alguien le dijo al director de mi relación con los Potter y, como mis papás me habían adoptado... —mientras relataba los hechos, sintió una mano tocar su hombro. Al levantar la mirada, vio que era Draco, quien se acercó y lo miraba ahora con algo de tristeza. Harry desvió la mirada mientras continuaba—: Dice que si me mantengo cerca de Tori y ustedes, le dirá a sus padres para que despidan a mamá y a papá de la escuela por secuestro de un menor, y además hará que despidan a papá Sirius de su puesto en el Ministerio —los brazos del rubio de cuarto año ya lo estaban abrazando de forma protectora, lo que solo generó en Harry más llanto—. Yo no quiero que me alejen de mis papás y mi mamá, y de igual forma no puedo verlos. No he hablado con mamá desde hace casi una semana, y estoy triste, Draco, quiero a mi mamá.

El llanto por fin fue liberado de manera abundante. Todo lo que Harry había estado guardando durante semanas fue soltado de golpe mientras se abrazaba al chico tres años mayor que él, quien lo consolaba. La escena fue interrumpida por alguien que apartó bruscamente a Draco de Harry y tomó su lugar.

Un largo cabello castaño, ojos verdes como las hojas y lágrimas que caían de dichos ojos fue lo que vio Harry al separarse, encontrándose envuelto en los brazos de su mejor amiga, quien lo miraba con una mezcla de tristeza, paz y consuelo.

—Debiste decirme la verdad —sentenció Astoria con una sonrisa y lágrimas en los ojos—. Le hubiera pateado el trasero a Potter y maldecido al director por hacerte eso.

—No quiero que estés en problemas por mi culpa.

—Pues me importa un knut si no quieres que me meta en problemas. Yo estoy aquí para cuidarte. Además, Draco iba a lanzar los hechizos; yo solo iba a crear el plan.

Las risas fueron inevitables después del comentario de Astoria, lo que relajó un poco el ambiente lúgubre en la sala común. Cuando por fin el llanto cesó y todos estuvieron más tranquilos, Dafne habló.

—Entonces, el viejo decrépito se enteró de que fuiste, en su momento, hijo de los Potter y se lo contó al cabeza de troll de Potter.

—Sí, y ahora Potter no me deja acercarme ni a mi mamá ni a mi padre, y me da miedo enviar una carta a papá Sirius y que ellos lo descubran.

—Bueno, entonces haremos algo al respecto —mencionó Draco, por fin entrando en la conversación.

—Como él me tiene vigilado, no puedo ir a la oficina de mamá sin que él lo sepa, ya lo intenté.

—Yo puedo ir por ti, si quieres, y buscar a mi padrino. Quizás no somos los más cercanos del mundo, pero es de conocimiento público que soy su ahijado, además de ser familia de Sirius. No sería raro que le escriba al primo de mi madre.

La propuesta de Draco era muy sólida, y todos estuvieron de acuerdo en que era la mejor forma de hacerlo.

—Además, necesito quitarme de encima a Potter también, ya me tiene harto.

—Draco, eso quería preguntarte. ¿Por qué Potter asegura que al final serás tú quien lo busque? ¿Qué es eso de que él es un sumiso y tú lo necesitas?

La pregunta dejó mudo al rubio, pero sabía que tarde o temprano debería decir la verdad; igual, el próximo año se iba a presentar, no valía la pena ocultarlo a sus amigos.

—Tengo sangre de veela —dijo al fin—. Técnicamente soy mitad veela por parte de mi madre. El gen se encuentra en la familia Black hace generaciones —Astoria miró a Harry esperando una confirmación, y el moreno asintió. Sabía que era verdad; su papá Sirius le había contado eso, además de que su tío Regulus también tiene los genes activos—. Potter, al tener algo de sangre Black por su bisabuela, es un octavo veela, que no es mucho, pero al ser ese octavo un sumiso y yo un medio dominante, al llegar a los quince años, la edad de maduración de las veelas, pasaré a ser un veela completo. Solo el imbécil de Potter podría ser mi pareja.

Esa información dejó a todos con la boca abierta y sin saber qué decir. Sin duda, todos sus problemas parten de los Potter; son peor que la plaga, al parecer.

—Bueno, pero eso no importa ahora. Lo importante es que Harry hable con sus papás y su mamá acerca de lo que está pasando, y busquemos una forma de solucionarlo. Iré a escribirle al tío Sirius y pasaré por la oficina de mi padrino para informarles lo que pasa. Ustedes quédense aquí; al parecer, la guarida de las serpientes es el único lugar seguro de este castillo

Ecos de una Sangre Maldita: El Juego Mortal de las FamiliasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora