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Había pasado una semana desde que Vegas desaparecía todo el día y no volvía hasta pasada la madrugada, una semana desde que no veía a su alfa. En las mañanas el desayuno siempre estaba hecho pero Porsche temía que el alfa no estuviera durmiendo lo suficiente por hacerles de comer.

Después de la comida, no había otra señal que le dijera que su pareja regresaba a la casa, no lo veía, no hablaban pero el omega estaba seguro de que en las noches cuando él dormía sentía la calidez de Vegas a su alrededor. No podía imaginar eso.

El no lo llamaba, pero contestaba cuando Porsche llamaba. Ese era su dilema todos los días, molestarlo en lo que estuviera haciendo.

-Hola - Murmuró al segundo timbre.

-Bonito - La voz de Vegas se escuchó entrecortada, el omega frunció el entrecejo - ¿Todo está bien?

-¿Tu estas bien? - Cuestionó, la respiración del alfa era errática.

-Todo está bien cariño - Aseguró, por primera vez Porsche no creyó las palabras de Vegas.

-¿Vegas que está sucediendo? - Exigió saber - Llevas una semana llendote temprano y regresando cuando todos estamos dormidos ¿A dónde vas?

-Porsche - Vegas evadió sus preguntas - Solo dime que estas bien, por favor.

"No estoy bien, estoy solo. Quiero a mi alfa, extraño a mis cachorros... regresa" Quiso gritar, en su lugar colgó la llamada.

Vegas volvió a llamarlo pero él no respondió, bufo y acomodo el suéter en sus hombros y salió al patio trasero con una regadera en sus manos.

-Hola cariño, ¿cómo estás? - No espero respuesta mientras dejaba la regadera en el pasto y se arrodillaba para palmar la tierra alrededor del árbol - Esta semana solo hemos sido nosotros dos y tu hermanito, no te preocupes estoy seguro de que tu padre vendrá a visitarte pronto. Sabes he estado pensando, nunca te dimos un nombre...todos merecen un nombre. Se que Pete era quien te llevaba en su vientre y que realmente no tengo algún derecho, pero espero que él y Vegas no se molesten - La brisa fría del próximo invierno sacudió el árbol, los meses de frío eran constantes, el sol solo burlaba a las personas que buscaban calor.

Porsche había estado solo la mayoría del tiempo, con su alfa desaparecido y los cachorros en la universidad. Jake también había empezado la escuela y Luciano también abandonado lo acompañaba en las tardes para tomar el té hasta que los jóvenes regresaban juntos.

-Venecia, un nombre lindo para ti cachorro. ¿Qué te parece? - Sonrió cuando el pequeño árbol se sacudió - Habrías sido el hijo más amado por Vegas y por mi, aunque no estes aquí te amamos Venecia, se que renacerás, espero sea en este pequeño que llevo en el vientre para así cuidarte de todos y de todo. Renace en mi hijo, seré la madre que te mereces mi pequeño.

Porsche limpió las lágrimas que resbalaron por sus mejillas y regó el pequeño árbol con delicadeza. Estuvo afuera hasta que la temperatura bajó y Luciano lo encontró en el jardín.

-¿Qué haces afuera con este mal tiempo? - Preguntó el italiano tendiéndole una mano para ponerlo de pie.

-Disfruto de la compañía de mis hijo - Respondió, el alfa no preguntó nada más y asintió tendiendole la mano para caminar al interior de la casa - ¿Está pasando algo que yo deba saber?

-No se de que me hablas omega de la triada - Luciano le abrió la puerta y tomaron asiento en la sala de estar - Hay algo que te preocupa, ¿quieres hablarlo con tu viejo amigo?

-¿Viejo amigo? - Repuso el omega con una cansada sonrisa - Llevamos menos de un año de conocernos.

-Pero no se siente como tal. Dime que te preocupa ¿Y por qué tu alfa no está aquí revoloteando a tu alrededor como siempre lo hace?

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