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- Has vuelto.- dijo Azriel apoyándose en el marco de la puerta de mi habitación.

- Espero que no lo dudaras.- dije evitando mirarle.

- Tuve mis pequeñas dudas.-

- ¿Qué quieres Azriel?- dije intentando que mis manos no temblaran antes su presencia. Odiaba lo que provocaba en mi cuerpo y en mi mente. Todo estaba claro hasta que él aparecía enturbiándolo todo para, después, calmarlo con su voz o su tacto.

- Solo quería verte.- dijo después de unos segundos en silencio. Siempre conseguía hacerme mirar.

- ¿Por qué?- pregunté suspirando y enfrentando su mirada.

- Porque sí.- dijo respondiendo sin más.

- No me refería a eso, ¿por qué no me pediste que me quedara?-

- ¿Hubiera hecho alguna diferencia?- preguntó apartando su mirada y bajándola hacia mi bolsa.

- Si.- dije rotunda y devolvió su mirada, pero esta vez sorprendida.- Me hubiera quedado, por ti, Cat me lo pidió en Betrix, pero no eras tú, yo solo... me habría quedado por ti.-

- Ney...- comenzó a decir, pero no quise escuchar nada más.

- Ahora ya no importa, me fui y tú no me detuviste, las cosas han cambiado ahora y, en parte, me alegro de haberme ido, porque ahora sé lo que soy.-

- Sí que importa.- dijo acercándose a mí.

- No.- me aparté un poco, pero él siguió avanzando y pegó su cuerpo al mío. Una de sus manos fue hasta la punta de mi trenza quitando el lazo y pasando por mi cabello hasta deshacerla. Suspiré y cerré los ojos ante su tacto en mi pelo recordando sus manos sobre mi cuerpo.

- Ney.- dijo esta vez solamente, mi nombre en su boca sonaba tan bien que hacía que me olvidara de todo lo demás, todo lo que había pasado hasta llegar hasta aquí, hasta me hizo olvidar el hedor del Caldero.

- No me hagas esto.- susurré bajo abriendo los ojos para mirarle.

- Ney.- escuché desde la puerta.

- ¡Elain!- dije alejándome de Az.

- ¿Puedo dormir contigo?- dijo agarrando su camisón de pijama.

- Claro mi niña.- dije mirando a Az con tristeza. Entendió lo que mi mirada le pedía y se marcho de la habitación.

Me cambié rápidamente y abrí las sábanas para darle espacio a Elain a que se metiera en mi cama.

- Te he echado de menos.- dijo acurrucándose contra mi cuerpo.

- Y yo a ti pequeña.- acaricié su pelo castaño hasta que me quede dormida.

El olor a niebla fría de la noche y a cedro de Azriel se me habían metido en la cabeza y era lo único que olía todo el tiempo. Se había vuelto una obsesión y no podía frenarla, no podía pensar en otra cosa que no fuera él. Sus manos tocando mi cuerpo, su mirada posándose en cada rincón. Esa noche no fue la primera ni la última que soñé con Az.

Cuando desperté era casi media mañana.

- Mierda.- dije levantándome con cuidado de no despertar a Elain. Me vestí con ropa de entrenamiento y salí al patio, donde sabía que Cassian iba a entrenar a Feyre, aunque desde las ocho hasta ahora, ya no quedaba nadie. No quería perder lo que había ganado en este tiempo asique controlé mi respiración e hice unos estiramientos que Cat me había enseñado.

Los entrenamientos de las bellatoras eran sobre todo en el cuerpo a cuerpo, aparte de poder usar nuestro poder, pero Cat me había enseñado a luchar con unas hojas muy parecidas a las ilyrias, aunque había entrenado poco con ellas.

UNA CORTE DE VIDA Y AMOR [AZRIEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora