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En cada cambio de página la lectura se volvía sosegada, siendo más frecuente el impedimento para su cerebro lograr retener la información que las hojas repletas con cientos de letras diminutas le trasmitía. Fue un día bastante extenso y en extremo hastiado, la somnolencia empañando su visión le advertía terminara deprisa para otorgarse el lujo de descansar, pero aunque su cuerpo le rogara, no lo haría, asuntos importantes gozaban de su atención y llegaría hasta el final como siempre lo hizo en su vida.

«Las cosas a medias jamás funcionan», susurraba cual mantra en cuanto sus ojos parpadeaban más de la cuenta. Apoyó por completo su espalda sobre la silla giratoria quitándose los lentes para pasarse las manos por el rostro, obligándose a estar más alerta. Su garganta imploraba por un poco de líquido, y que al relamer sus labios los sintiera secos, supo no le vendría nada mal despejarse unos minutos yendo a la cocina.

La oscuridad de la residencia no era del todo potente, considerando no hacía falta encender las luces para encontrar su camino. Pero sollozos provenientes de unas de las habitaciones le hicieron detener su paso a segundos de pisar el primer escalón y girase, no fue necesario usar demasiado la lógica para descubrir se trataba de Jimin, de seguro teniendo otras de sus pesadillas en plena madrugada.

Mordió su labio inferior dejando escapar un suspiro casino, considerando realmente si debía ir y ver que sucedía o dejarlo hasta que disipara, después de todo era algo a lo que Jimin tenía que acostumbrarse, cosas peores se apresuraban.

Optando por la segunda opción retomó su camino, bajando las escales al ritmo de una canción que decidió tararear para no oír los molestos gemidos lastimeros del chico. Las luces en la planta baja estaban encendidas y no hizo más que fruncir el ceño buscando al intruso que merodeaba a tal hora de la noche.

—Es tarde —avisó, asomándose en la cocina. Sus ojos traviesos recorrieron la diminuta espalda de Carla reteniéndola más de lo esperado en su trasero tapado por una bata de ceda color perla.

—Lo sé —contestó sin voltear, centrada por completo en la leche vertida en un recipiente de metal para que se calentara.

—Beber leche de madrugada no es muy recomendable —se situó a su lado, recargándose en el mesón, prontamente entretenido en su pecho semi descubierto

—Es para Jimin.

—Dale agua.

—No, ha estado toda la noche inquieto y un poco de leche tibia no le vendrá para nada mal.

—De seguro extraña a sus padres —rodó los ojos, cogiendo un vaso y llenarlo con agua.

—Sea lo que sea que le esté ocurriendo no es normal, Jeongguk —se giró para enfrentarlo—. Es la quinta vez que voy a su habitación y lo encuentro parado frente a los espejos.

Jeongguk frunció el entrecejo dejando el recipiente de cristal sobre la mesa completamente vacío. Tal vez se estaba tomando el asunto muy a la ligera y no estaba bien. Cualquier cosa, hasta la más mínima que sucediera con Jimin, él debía inspeccionarlo.

Luego de casi ordenarle a Carla que no le llevará nada, tomó la iniciativa de ir a ver qué era lo que ocurría. La forma en que la morena le había narrado cómo lo había encontrado no hacía más que aumentar sus dudas morbosas, queriendo comprobarlo por cuenta propia.

El volumen de los quejidos había disminuido de intensidad poniéndole más ansioso, sin duda podía escucharlos claramente frente a la puerta, pero no detonaban la gravedad de hace un momento. Al girar el pomo con cuidado, introdujo la cabeza topándose con la imagen que imaginó cuando Carla le contó al respecto. Si bien la sorpresa le inundo, se obligó a sentir desinterés y adentrarse cerrando sin causar el más menudo ruido.

#1 CONTROL MENTAL ✿ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora