Hate You | KV

Capítulo 17.

Después del enfrentamiento en los vestidores, la tensión entre Jungkook y Jaewoo se volvió aún más palpable. A pesar de ser compañeros en el equipo de fútbol americano, su rivalidad continuaba en el campo, creando una atmósfera tensa y cargada de hostilidad. Durante los entrenamientos, Jungkook y Jaewoo competían ferozmente, mientras que el alfa buscaba provocar al beta y encontrar algún punto débil, el contrario no daba su brazo a torcer conforme estuvieran en la cancha. 

Durante los entrenamientos y los partidos, Jungkook y Jaewoo se enfrentaban constantemente en el campo, desafiándose mutuamente en cada jugada. Cada tackle y cada pase se convertía en una oportunidad para demostrar su valía y ganar el favor de Taehyung.

Mientras tanto, Taehyung observa la rivalidad creciente entre los dos con preocupación y confusión. A pesar de sus sentimientos por Jungkook, no puede evitar sentirse afectado por la atención que Jaewoo le está brindando. Las miradas y los comentarios por los pasillos le hacían sentir incómodo, ¿Quién podría seguir creyendo que Jaewoo se reclamaría como su alfa? Tanto él como su lobo lo rechazaban, el mismo alfa podía sentir su rechazo si no estuviera demasiado ocupado demostrando tener su corazón e ignorar por completo sus sentimientos. 

Y si fuera poco, las crueles intenciones que Jaewoo tenía en cada entrenamiento solo le hacían enfurecer. El omega no se consideraba ciego, pero tampoco era bueno en abordar los temas a la cara, sintiéndose sumamente frustrado por la manera en que el alfa trataba a Jungkook en cada oportunidad que tenía, desde tacleadas mal disimuladas, el esfuerzo físico excesivo que le hacía hacer para "mejorar su condición de beta" e influyendo en el entrenador que aún no estaba lo suficientemente preparado para salir a la cancha en un partido real. 

Pero el punto máximo de la tensión llegó a un día antes del partido, tanto Taehyung como Jimin se encontraban en las gradas estudiando junto a otro par de estudiantes que se distraían con los jugadores, pero les restaron importancia para centrarse en su examen de la siguiente semana. 

—Entonces, ¿Cuál es la respuesta?—Taehyung cuestionó, tronando los dedos frente al rostro de su amigo para asustarlo. 

—¡Nueve!—Gritó, mirando a todas partes. 

—Incorrecto, el jugador número nueve no es la respuesta correcta.—Contestó con una sonrisa burlona, tachando la pregunta. 

—No estoy hablando del número nueve, aunque debo de admitir que todos son sumamente atractivos.—Confesó, soltando un suspiro que provocó una carcajada del contrario. 

—Solo tú podrías pensar en ello mientras estamos estudiando para un examen importante.—Cerró el libro, girándose por completo hacia la cancha. 

—Eso lo dices solo porque estás demasiado enfocado en un solo jugador, que por cierto hoy parece demasiado energético. 

Y no era mentira, Jungkook estaba demasiado activo en el entrenamiento de ese día por la noticia del entrenador que estaría jugando su primer partido la siguiente noche. Estaba muy emocionado como para siquiera ocultarlo, haciendo lanzamientos limpios y anotando puntos para su propio equipo en la simulación que estaban haciendo. 

En el atardecer que comenzaba a asomarse, y en el campo de entrenamiento iluminado por los focos, Jungkook se esforzaba al máximo, sudor resbalando por su rostro mientras se preparaba para el partido crucial del día siguiente. Sin embargo, lo que no sabía era que Jaewoo, con el crecimiento resentimiento en sus pensamientos y con las disputas que habían surgido en el vestidor, estaba al acecho durante cada movimiento que el beta hacía, manteniéndose a la distancia pero sin perderlo de vista. 

Mientras Jungkook corría con determinación por el campo, Jaewoo emergió de las sombras como un depredador acechando a su presa. Con movimientos furtivos, manipuló los equipos de entrenamiento, con un par de ayuda extra de sus propios conocidos, mismos que conformaban al equipo en que el beta participaba, solo bastó una señal para hacerlo debilitar. 

Jungkook, concentrado en su entrenamiento, no notó la presencia de Jaewoo y de sus mismos amigos hasta que fue demasiado tarde. En un instante, tropezó con una trampa oculta y cayó al suelo con un golpe sordo, el dolor punzante irradiando desde su tobillo retorcido. 

Todos parecieron detenerse ante el grito de dolor, volteando para ver como el beta se encontraba sobre el pasto mientras sus manos se aferraban a su tobillo. Todos los del equipo se acercaron hasta él, inclusive el entrenador parecía preocupado por lo acontecido mientras el resto de estudiantes en las gradas se inclinaban con la intención de saber qué es lo que ocurría. 

—Vamos, déjenme pasar.—El alfa se abrió paso entre los jugadores, llegando hasta Jungkook.—¿Qué pasó, muchacho? 

—Es el tobillo.—Susurró con una mueca, mordiendo el interior de su mejilla. 

—¿Necesitas que te lleven a los vestidores? 

Pensándolo, el beta negó.—Estoy bien, puedo moverme por mi cuenta. 

—No te esfuerces, intenta levantarte.—Haciendo espacio para él, todos observaron atentamente en espera de alguna queja, pero Jungkook se levantó sin problema, tratando de no apoyar su pie demasiado.—Acabó el entrenamiento para ti, es mejor que vayas a casa y trates de poner algo de hielo en el tobillo antes de que pueda inflamarse o empeore el golpe. 

Asintiendo, el entrenador comenzó a retomar la práctica mientras los demás jugadores se dirigían a sus posiciones. Jungkook se encontraba sacudiéndose el pasto que se aferraba a sus prendas de ropa, hasta que sintió alguien detrás suyo, girándose con cuidado antes de mostrar la evidente mueca de disgusto en su rostro. 

—Deberías de tener más cuidado por dónde caminas, Jeon.—El alfa murmuró con una sonrisa, caminando a su lado. 

Jungkook apretó los dientes, sintiendo la ira hirviendo en su interior. Sabía que Jaewoo había saboteado su entrenamiento deliberadamente, y estaba decidido a no dejar que esto lo detuviera. Se detuvo a contestarle, decidido a caminar fuera de la cancha hasta los vestuarios, debería de llegar a su casa antes de que el dolor empeorara, a esas alturas comenzaba a sentir leves punzadas en la zona. Mientras tanto, Jaewoo se retiró con una sonrisa satisfecha, seguro de que había logrado infligir un golpe crítico en su rival.

Con cada paso que daba, Jungkook se prometía a sí mismo que no permitiría que nada ni nadie lo detuviera en la oportunidad que estaba frente suyo, tampoco permitiría que Jaewoo siguiera con las jugarretas que le hacía en cada entrenamiento hasta verlo lastimado, ni siquiera comprendía su enojo contra él, no cuando todo había sido explicado. 

Y mientras se alejaba a los vestidores, Taehyung no podía negar que los enfrentamientos provocados entre Jaewoo y Jungkook le estaban molestando, el alfa no solo se había convertido en un calvario para él, sino también para el beta.