Extraño

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En la mañana al despertar la ángel vió el peluche que había abrazado toda la noche, «¿De quién carajo es esto y como llegó conmigo?» era algo adorable, un pequeño peluche de pato del cual pudo notar varias cosas como su peculiar parecido con la princesa, detalle que le desagradó al principio, pero dejó de darle importancia rápidamente, había otra duda más importante

─¿Te gustó el peluche?─ La voz de Charlotte quien observaba desde el marco de la puerta hizo a la ángel voltear rápidamente escondiendo el peluche atrás de ella. ─Uh? ¿Por qué lo escondes cariño? ¿Quién crees que te lo dió? La demonio soltó una pequeña risa, quizá había amanecido de buenas ese día.

─¿Cuánto tiempo llevabas ahí?─ Cuestionó Vagatha preocupada por su privacidad casi inexistente. ─Lo suficiente, pero yo soy quien hace las preguntas aquí, y no me has respondido.─ Entró en la habitación y se sentó en la orilla de la cama.

─Es bonito supongo...─ volvió a mirar el peluche, lo tomó y pareció examinarlo en busca de algo sospechoso. ─No tiene cámaras o micrófonos escondidos si es lo que buscas.─ Vagatha miró con desconfianza a Charlotte.

─Bien, si quieres seguir examinando el peluche me voy, baja a desayunar en cuanto tu momento de paranoia termine.─ La demonio se levanto y estaba por retirarse de la habitación. ─Espera un momento... Esto... ¿Por qué?─ La princesa se detuvo y la ángel la observó expectante. ─Tus lloriqueos son molestos.─ le respondió para después irse.

Vagatha se quedó en silencio. «¿Me escuchó desde su habitación?» era una mansión realmente gigante, y juraba que no emitió sonido alguno mientras lloraba, hasta donde ella sabia. Se levantó y después de cambiarse comenzó a revisar cada rincón de la habitación para comprobar si había algún aparato para transmitir sonidos o videos, pero después de una exhaustiva busqueda no encontró nada.

Decidió bajar e ir a desayunar. Las pocas veces en las que comía con Charlotte eran incómodas, las dos sentadas en una gigantesca mesa sin mirarse o hablar, algunas otras con burlas o humillaciones de la demonio hacia la ángel. Pero esta vez se sintió diferente, no sólo el ambiente, si no también la actitud de la demonio, su sonrisa que casi siempre era como forma de burla parecía sincera.
La ángel tomó asiento en el extremo contrario a donde se sentaba la princesa. Ya había un plato con comida ahí, solo esperaba comer en silencio.

─Al parecer Razzle y Dazzle te extrañan.─ Comentó la princesa sin mirar a la contraria. A Vagatha se le hizo rara su iniciativa. ─Ellos.. ¿Cuándo vendrán?─ la ángel se notaba algo alegre.

─Probablemente hoy en la tarde, suelen quedarse con Lucifer la mayoría del tiempo.─ Su habitual sonrisa desapareció y su tono cambio a uno serio.

«¿Lo llama Lucifer?» Vagatha parecía intrigada, pero no preguntó nada, solo continuó comiendo y luego se retiró. Mientras caminaba para su habitación notó cuadros cubiertos con sábanas negras por todo el pasillo, claro, si ni Lilith ni Lucifer estaban con su hija claramente había algo mal. Pero el tiempo que había estado en el cielo hizo que la ángel se esperara algo como eso, después de todo ninguno tenía buena fama allá arriba.

Dejó el tema de lado, no era su asunto y no quería entrometerse en los problemas familiares de la princesa. Entró su habitación y se recosto, así era la rutina, solo esperar alguna orden. No tenía ninguna forma de entretenimiento, solo esperar hasta que le dijieran que hacer.

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Mientras tanto, la princesa atendía algunos asuntos, ya que el famoso soberano del Infierno siempre estaba ocupado en cualquier cosa menos en controlar a las multitudes de demonios que se quejaban de todo.

𝙰𝚃𝙰𝙳𝙰 ┇𝖈𝖍𝖆𝖌𝖌𝖎𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora