IMAGINAS ⇢ THOMAS RAGGI

20| Se A Donde Quiere Ir.

— Esto no está bien, tenemos que hacer algo, él no es así y lo saben.

Estabas preocupada, casi asustada y parecía que a ninguno más que a ti le importaba esta situación. Por tercera noche, thomas no se unió después del espectáculo a las celebraciones, y vaya que no es de exagerado el decir que thomas de todas las personas no quiera ser participe de esto cada noche. Para la tercera noche, thomas había elegido permanecer en su propia compañía, con el consuelo del alcohol. En realidad, no era ningún secreto, sin embargo, su uso y la cantidad era algo de lo que los demás no estaban seguros. Damiano se encogió de hombros y abrió una cerveza.

— No puedes obligar a Thomas a hacer algo que él no quiera, ¿sabes?  Si quiere estar solo, en su habitación, es su elección.

Asentiste pero una oleada de ira te invadía. Al principio, habías mostrado desinterés. Apenas llevaba tres meses como su tour manager En la banda; necesitaba adaptarse. Pero era casi como si no les importara. Damiano no podía entenderlo y antes no habría dicho nada. Ethan tomó un gran trago de cerveza oscura y sucia y te ofreció un poco. Negaste, mirando casi disgustado al baterista.

— ¿No te importa en absoluto?

Le preguntaste a Ethan, alzando ligeramente la voz.

Ethan tragó lentamente y bajó la mano, colocando su cerveza sobre la mesa. Se apartó un poco de Damiano y suspiró.

— Por supuesto que sí — Respondió — Pero simplemente no puedes obligar a alguien a hacer cosas que él no quiera. Si yo entrara allí y le exigiera que saliera con nosotros, se enojaría; en todo caso, empeoraría las cosas. Se encerraría aún más en sí mismo.

No podías entender. Era como si ni siquiera lo hubieran intentado. Por supuesto, habían sido amigos por más tiempo, habían estado en la banda desde que empezó; era simplemente el papel de Ethan, su papel de baterista, que había cambiado tan a menudo. Te alejaste del resto.

Saliendo bajo la lluvia, cruzaste la calle y te dirigirte directamente al hotel. La gente hablaba mucho de thomas últimamente. Decían cosas sobre dejarlo hacer lo que quiera, sabiendo que este mundo de la música es lo que menos debes dejar hacer a alguien. Vida libre.

Siempre sugerían cualquier idea que no funcionaría asumiendo que thomas se rebelaría, haría lo suyo, ignoraría lo que le pedían y lo empeoraría.  No podías entender cómo la gente sabía todo esto sin que alguien le preguntase directamente. Le sonreíste levemente a la recepcionista antes de atravesar las gruesas puertas dobles y subir las escaleras hasta el segundo piso.

Esperabas que al menos respondiera: el letrero de "no molestar" ya estaba pegado en la puerta y garabateado con varios dibujos y palabras, pero llamó de todos modos.

— Soy yo... Thomas, soy _____, realmente necesito hablar contigo sobre algunos álbumes que no encuentro por la cuidad.

Mentiste. No podías pensar en otra manera para que thomas te dejara entrar. No hubo respuesta. Volviste a llamar.

— ¿Thomas? Sé que dijiste que querías estar solo, pero realmente me... Nos preocupas.

Se escuchó movimiento, algo golpeando una superficie y a thomas murmurando para sí mismo. Hubo un silencio, una pausa y luego la puerta se abrió levemente. Thomas parecía enfermo. Tú trataste de ocultar la sorpresa – sólo notaste qué thomas parecía aturdido; Hasta ahora nunca había visto alguien ebrio de esta manera. El rostro de Thomas estaba pálido, demacrado, ensombrecido y casi gris. Tenía los ojos dilatados e inyectados en sangre.