Belewe Moon - [MinJoong]

❈•≪12. Visitas imprevistas≫•❈

—Escuché por ahí que suspendiste a Aila del grupo de caza por culpa de Hongjoong.

Fue lo primero que le dijo Yunho apenas se toparon de camino al comedor general, dos días después de que ese acontecimiento sucediera, lo que le hizo querer rodar los ojos.

El felino más pequeño iba por delante de ellos, a varios metros y hablando con Jongho de algo de lo que no tenía idea pero parecía entusiasmado, la única palabra que había llegado a oír fue infusiones y desde entonces se cerebro se desentendió. Perdiendo total interés.

Desde que se había despertado, Hongjoong en realidad, había estado de buen humor y sonriente. Al parecer no tuvo ninguna pesadilla y pudo descansar de forma plena, a diferencia de la noche anterior lo que le alegraba, era insano tener tantas pesadillas seguido.

Y a pesar de su momento más íntimo la otra vez por la noche, cerca de la madrugada, el más bajo no había vuelto a mencionar el tema y él tampoco. A pesar de que, de alguna manera, quien lo inició fue Mingi.

Y no lo había planeado de ninguna forma, por el contrario, sólo actuó por inercia. Guiado por sus instintos más profundos y sus deseos más reprimidos. Fue como si un hilo gravitatorio, empujara de él hacia el más bajo y de cabellera cobrizo. Seducido en una tentación ineludible. Haciéndolo actuar de esa manera tan osada y ciertamente descarada. Llena de ambigüedades y verdades a medias.

Fue tan críptico el comportamiento de ambos, tirando de esa cuerda invisible pero al mismo tiempo manteniendo la distancia como si temieran incumplir alguna regla severa, cuando la verdad era, que no existía ninguna que prohibiera al guardián mantener algún tipo de relación con su protegido. Seguro, existía cierta dinámica de poder sutil entre ellos si se lo analizaba a detalle, pero nada muy astronómico o de dimensiones abismales.

Por lo que no era un problema realmente serio si se lo consideraba bien. Podían dejarlo de lado fácilmente con una buena charla sobre las expectativas del otro y qué les estaba sucediendo, porque ninguno de los dos era tonto como para negar la tensión que los embarcaba en sus interacciones privadas. Con cada contacto nuevo, es como si chispas imaginarias saltaran entre ellos y crearan un alrededor más denso pero colorido.

Y él estaba familiarizado con la sensación, sólo que en el pasado y con su mal temperamento, lo había arruinado. Pero ahora era una versión diferente de sí mismo, una menos hermética y más confiada, pese a los kilos de culpa que todavía pesaran sobre sus hombros como rocas gigantes.

Pasándose la mano en la cara, Mingi se prometió a sí mismo tocar el tema lo más pronto fuera posible, tenía otras tareas pendientes y un grupo de tigres que rastrear junto con los centinelas esta noche, por lo que, se les complicaría a futuro hablar lo qué sea que pasara entre ellos, si lo seguían postergando.

Pero eso no era en lo que tenía que enfocarse ahora, sino en la misma pregunta que le había hecho Yunho, al igual que otros miembros de la comunidad, todos preocupados por el estado de Aila, cuando no sabían que el líder había sido más estricto que él con su castigo.

Porque como bien le dijo al príncipe, en su manada no se toleraban a los abusivos o al acoso en ninguna de sus formas.

—No fue por culpa de Hongjoong —corrigió con seriedad—. Fue por la ineptitud de Aila al no saber mantener sus sentimientos a raya y dejar que se le suban a la cabeza.

—Debiste saber que no era buena idea —replicó Yunho, con los brazos detrás de su cabeza en una postura relajada—. Lleva enamorada de ti desde que te conoce, ponerlos en un mismo escenario daría lugar a las disputas.

—¿Me estás queriendo decir que sus sentimientos son excusas para hacer lo que le venga en gana?

—¡Dios, no! —exclamó horrorizado el más alto—, sólo digo que sabes cómo es una pantera. Territorial —puntualizó, bajando las manos y apoyando un dedo sobre su palma izquierda para enfatizar su punto—. Debiste prohibir su participación, tienes la autoridad.