❈•≪13. Dudas y pruebas≫•❈

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Hongjoong llevaba un rato despierto, dándole la espalda a Mingi y con el corazón inyectado en una adrenalina desaforada, con los músculos entumecidos y la mente acelerada. Pensando y repasando los acontecimientos del la noche anterior, desde la propuesta del moreno a dormir con él en la cama, al hecho de hacerlo y al beso que había recibido al final del la noche que lo había dejado con las estrellas pintando el cielo.

Y él no podía dejar de pensar en eso último, porque sería tan fácil preguntarle a qué se refería específicamente con lo de "intenciones honestas", porque siendo sinceros, era una expresión demasiado ambigua y a él le gustaban las cosas claras.

Le daba igual si eran buenas o malas, es cómo las prefería. Se sentía menos a la deriva de esa manera.

Sin embargo, la sola idea de tocar el tema, bordear la superficie de lo desconocido lo acobardaba, y no se supone que debería ser de esa forma. Era tenaz, alguien resistente y que podía con lo que se le viniera encima. Pero esto por alguna razón, parecía ser más para él que cualquier otra situación que haya tenido que enfrentar antes, lo que era absurdo. Porque sobrevivió a una caza dirigida a su persona.

Y eso no era cualquier cosa irrelevante, por todos los cielos.

—¿Hongjoong? —llamó Mingi con ese tono profundo y ronco por recién despertar—, Hey, sé que estás ahí —murmuró con esa tesitura rasposa que le hacía cosquillas a los oídos. Sin embargo, el más bajo no volteó de inmediato como lo haría. Permaneció en su lugar—. Puedo escucharte resoplar.

Y sólo porque era obstinado, Hongjoong quería decir que no estaba resoplando, pero la realidad es que sí, desde que había comenzado con su ir y venir de pensamientos no había hecho más que soltar aire por la nariz o la boca como toro embravecido. Y en este caso no era más que consigo mismo. A causa de su indecisión.

Guardando silencio, Hongjoong miró hacia la ventana, todavía era oscuro afuera, no habían estrellas y el horizonte comenzaba a aclararse, pero era lento, casi a paso de tortuga. En una secuencia donde podía apreciarse cada detalle.

Sumergido en ese mar de colores y frecuencias, no sabe cuántos minutos pasaron cuando, de repente, escuchó la fábrica de las sábanas moverse a su lado y el peso del colchón hundiéndose. Fue leve, pero el moreno nunca abandonó la superficie como creyó en una primera instancia.

—¿Puedo tocarte? —lo oyó preguntar de la nada.

Y pese a que le sorprendió, no debió hacerlo. Ya que, aún si tenía el privilegio del tacto otorgado, eso no le daba el derecho a la otra persona de tocarlo cuando quisiera o de iniciar algún tipo de contacto físico sin su consentimiento. Debido a que el privilegio no aludía a la autorización adelantada de algo. Los toques casuales siempre podían darse y eran normales, pero habían ocasiones, en la que era más que necesario y correcto preguntar si una acción, dependiendo de su magnitud, podía llevarse a cabo.

Tragando en seco, Hongjoong estuvo tentado a cuestionar en qué sentido, porque de nuevo, aquello era vagamente específico. Quería tocarlo pero no sabía él bajo qué condiciones. O propósitos.

Y no es que desconfiara de la pantera, era lo más leal al concepto que había conocido en esa manada, no obstante, lo prefería más detallado en su forma de expresarse que una simple pregunta que no daba para más que sacar conjeturas alocadas.

No obstante, y como era de esperarse, no lo dudó demasiado al acceder—. Sí, puedes —susurró luego de un rato y al carraspear.

En ese entonces, sintió una mano rodear su rostro con gentileza y unos dedos apoyarse en la ternura de su piel, confundido, arrugó el ceño y siguió la dirección en la que era volteado, sólo para encontrarse con el rostro de Mingi que lo miraba desde arriba, apoyado en un codo como la última vez antes de que cayera rendido al sueño cálido de Morfeo. Hongjoong quiso cuestionar el porqué de su acción, pero tan rápido la entendió fue como desapareció.

Belewe Moon - [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora