Capítulo 4

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PACO

- Hola, hermano - me saludó Melody en cuanto me vio entrar en la habitación, componiendo una expresión que se encontraba en algún lugar entre el miedo y la vergüenza. No fue fácil verla en el estado en el que se encontraba, pues si bien no lucía muy golpeada, la tristeza y el vacío en sus ojos decía mucho más de lo que pudiera haberme dicho con sus palabras - sé quieres saber quiénes fueron, pero no lo sé, no los conozco... además... además yo estoy bien, no quiero que tú...

- ¿Por qué te empezaste a juntar con los vatos? ¿Quién te dejó entrar? - la corté de inmediato, tratando de controlar la ira que amenazaba con nublar mi razón, de no explotar frente a ella mientras veía el tatuaje de la banda en el dorso de su mano; Melody bajó la cabeza, desviando la mirada, apartándola de mis ojos antes de comenzar a decir algo que parecía estarla torturando.

- Cuando te fuiste... no es que te culpe por esto, en serio, no lo hago... pero es que tú eras el único que me hacía caso, eras el único con quien me sentía bien, me dejabas acompañarte cuando jugabas fut con los vatos y me tenías paciencia, íbamos a todos lados juntos y... - suspiro profundamente - bueno, cuando te fuiste pensé que estaría bien con tus amigos, ya sabes, con Chucky y con Monster, y al principio así fue, ellos me cuidaron, me trataron como su hermanita menor, casi como tú lo hacías, pero luego Monster entró en prisión y las cosas cambiaron, yo... - su rostro se puso muy colorado y muchas lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas hasta perderse entre las sábanas - no quería alejarme de ellos, si lo hacía me iba a sentir muy sola... Diana y Ariana estaban en lo suyo, mamá se preocupaba demasiado por papá y creo que yo nunca le agradé tanto, así que...

- ¿Qué pasó? - le exigí cuando dejó de hablar, ella comenzó a llorar con mayor intensidad, sollozando un poco a pesar de esforzarse por conservar la calma.

- Chucky comenzó a usar drogas fuertes y se empezó a poner medio loco, yo pensé en alejarme de ellos porque cada día estaba más agresivo y se veía más peligroso, pero no sabía qué haría si no estaba con los vatos, ya había dejado la escuela y... - una nueva pausa y una mirada fugaz a mis ojos antes de que los suyos se perdieran de nuevo entre las sábanas - Chucky me dijo un día que si quería seguir juntándome con los vatos, tenía que hacerme el tatuaje y tenía que pasar por la iniciación - un encolerizado dolor en el estómago me hizo hervir la sangre con mucha más intensidad, haciendo que mi pensamiento se nublara por el coraje y el impulso que sentí de salir corriendo y hacer pedazos a ese cabrón - como no habían morras en la banda... bueno.. ninguno me quiso pegar, así que la opción fue... - Melody escondió su cabeza entre sus brazos mientras yo me acercaba a ella y tomaba su mano, viendo el tatuaje de la pandilla en el dorso de su mano suspirando para tratar de contener mi ira, sabiendo cuál había sido la opción que ese hijo de perra le había dado a mi hermanita, sabiendo que al menos la mitad de los vatos se la habían cogido para que se pudiera seguir juntando con ellos, a pesar de que solo era una niña - lo siento Paco, no sabía qué hacer, me sentía sola y...

- Buenas noches - interrumpió un médico entrando en la habitación - bueno, Melody, no tenemos razón para retenerte más tiempo aquí, ya te hicimos los exámenes médicos para descartar infecciones y cualquier otra cosa que se pudiera haber presentado; todo salió limpio, así que solo faltan algunos trámites y te podrás ir a casa, aunque vas a tener que descansar unos días, ¿De acuerdo? espero que te recuperes pronto y... sé que tal vez no debería decirte esto pero... - el médico se detuvo en lo que estaba diciendo cuando vio mi mano junto a la de mi hermana, ambas mostrando el tatuaje de los vatos; una expresión de duda y miedo se dibujó en su rostro - haré que pase tu madre para que te vayan preparando y también vendrá una enfermera a quitarte el suero, con permiso - dijo, titubeante y temeroso, para luego salir de ahí, no obstante, no caminó más de un par de metros por el pasillo fuera de la habitación antes de que yo lo alcanzara y lo detuviera.

Verónica: mi hijo vuelve a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora