Mia lleva mucho tiempo consumida por la oscuridad. Sus noches se basan en llorar y golpear la almohada, mientras que sus días son constantemente agitados, debido a sus pensamientos, que, a pesar de su esfuerzo, nunca se callan. No percibe esperanza...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Obra protegida por derecho de Copyright, por lo que NO es posible su copia, adaptación o distribución por ningún medio.
Recuerdo el día en que lo conocí.
No fue su apariencia ni la manera dulce en que me hablaba lo que llamó mi atención, sino su mirada intensa y penetrante, la que causó que no pudiera borrarlo de mi mente.
Lo seguí y confié en él, a pesar de haber sufrido una dolorosa experiencia en el pasado. No pude resistirme, su presencia me atraía como una droga y, aunque sabía que no debía acercarme a él, siempre terminaba a su lado. Probablemente, fuera su fulgor o la energía que lo rodeaba, la cual te impulsaba a olvidar lo que fuera. No tenía idea de lo que poseía, pero desde que lo conocí mis sentidos fallaron y todos desaparecieron, excepto él.
Me tendió su mano y me guio hacia un futuro, aun sabiendo que él no tenía uno. Me sacó sonrisas y carcajadas, a pesar de que en su interior se quebraba en llanto. Me impulsó a creer en el amor, cuando él tenía claro que el amor para siempre no existía, y revivió mi corazón, aunque era consciente de que el suyo poco a poco se estaba apagando.
Cuando me di cuenta de lo que me esperaba, fue demasiado tarde. Me había enamorado y no había vuelta atrás...
