Capítulo 7🧡

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—Ella es Ji-Hyun Park, la chica de la que te hablé, ¿recuerdas? —Harper estaba sentada frente a mí desayunando y abrazando a una chica asiática por los hombros, mientras sonreía como si se hubiese ganado un premio—

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—Ella es Ji-Hyun Park, la chica de la que te hablé, ¿recuerdas? —Harper estaba sentada frente a mí desayunando y abrazando a una chica asiática por los hombros, mientras sonreía como si se hubiese ganado un premio—. Es china y ahora será parte de nuestro asombroso club.

—En primer lugar —habló la chica con calma—. Mi nombre es Park Ji-Hyun. Y, en segundo lugar, soy coreana, no China.

—Bueno, es casi lo mismo, ¿no?

La chica se zafó de su abrazo con mala cara.

—Eso fue superracista.

Harper entreabrió la boca pasmada, y lentamente dejó la manzana a medio comer encima de la mesa. Era la primera ocasión en la que la veía permanecer en silencio durante más de diez segundos.

—Yo... ¿Fui racista? —Dirigió sus ojos azules a mí, conmocionada—. Mimi, ¿lo que dije fue... racista?

Tragué con dificultad la cucharada de yogur con avena que acababa de echarme a la boca antes de responder.

—Emm... —Eché un vistazo a la chica, quien seguía con mala cara—. Bueno..., supongo que sí.

Ante mi respuesta, Harper ahogó un grito y se cubrió la boca con las dos manos.

—¡Dios mío! ¡Sí que fue racista! —Se giró hacia la chica y la miró con arrepentimiento—. Lo siento tanto Ji, no volverá a suceder, te lo prometo. Puedo llamarte Ji, ¿cierto?

—¿Dejarás de hablar tanto si lo haces?

La pelinegra levantó la mano haciendo un gesto con los dedos.

—Promesa de niña exploradora.

—Bien, puedes llamarme Ji.

—¡Sí! —exclamó con alegría—. ¿Oíste, Mimi? Ji nos permitió llamarla Ji, ¿no es genial?

—Lo es. —Asentí mirándola con diversión.

Harper Wilmore era como una niña pequeña, repleta de energía y optimismo. Una parte de mí anhelaba ser como ella, sin limitaciones ni miedos. Sin embargo, entendía que estaba dejándome llevar por lo que veía; Harper estaba allí porque tenía un problema, como yo y todos los que estaban en el centro, pese a mostrarse tan alegre y entusiasta. Esperaba de todo corazón que no fuese nada grave y que en algún momento ambas pudiéramos confiar mutuamente y, por una vez, dejar salir la sombra oscura que nos albergaba en ese lugar.

Harper volvió a hablar, esta vez con más calma, con el propósito de no molestar a Ji. Comentó algo que no tuve la capacidad de oír con precisión, ya que en ese momento sentí un cosquilleo en la mejilla que me distrajo. Giré la cabeza hacia un costado y choqué con la mirada intensa de Caleb. Tenía sus ojos avellanas clavados en mí de forma descarada y provocadora. Me sonrojé con solo pensar en nuestro último encuentro. Habían pasado tres días y aún no lograba olvidarme del tacto de sus dedos sobre mi piel. Parecía que él también estaba rememorando aquel encuentro, porque se mordió el labio ocultando una sonrisa mientras acariciaba su colgante con los dedos. Fueron unos segundos donde se me acalambró el vientre y una corriente eléctrica me recorrió la columna vertebral. Su mirada era tan intensa que por poco no me desintegra en mil pedazos. Lo más sorprendente de todo, fue que, aunque deseaba apartar mis ojos de él, no podía..., era como si fueran magnéticos y su brillo me tuviera hipnotizada.

A través de tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora