Mia lleva mucho tiempo consumida por la oscuridad. Sus noches se basan en llorar y golpear la almohada, mientras que sus días son constantemente agitados, debido a sus pensamientos, que, a pesar de su esfuerzo, nunca se callan. No percibe esperanza...
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—La ceremonia de Eshera un ritual que se llevaba a cabo una vez al año, precisamente el último día del mes de marzo.
Ya todos estábamos reunidos en un círculo alrededor de Matt y Kaya. Observé a lo lejos a Cal, quien se encontraba apoyado en una de las paredes, prestando especial atención a lo que el mentor decía, como si no hubiera estado al borde de derrumbarse hace unos minutos. Me fijé en su expresión y en su postura extrañamente relajada. Saber que aquello era solo una fachada me desilusionó profundamente.
—A las nueve de la noche nos reuniremos en el sector este del bosque y nos situaremos en un círculo, rodeando a la hoguera, la cual, como todos los años, será encendida por cada uno de ustedes —continuó diciendo Matt con esa expresión serena que lo caracterizaba y me obligué a desviar la mirada al frente. No podía seguir observando a Cal como si estuviéramos solos—. Cada uno llevará escrito en tres papeles diferentes, tres miedos, tres sentimientos negativos o tres inquietudes que deseen que desaparezca de sus vidas. Posteriormente, los lanzarán al fuego maestro y los dejarán ir. Esto trasmuta energías, cierra ciclos y permite que nuevos caminos se abran.
—¿Por qué tenemos que lanzarlos al fuego y no al agua, para que la corriente se lleve esas malas energías? —preguntó una chica al fondo de la cúpula.
—Debido a que el fuego simboliza la transformación, el cambio, el sacrificio y la purificación —respondió Matt—. Es por eso por lo que se utiliza en rituales simbólicos desde épocas pasadas. Podemos otorgarle al fuego nuestros pensamientos negativos, palabras y obras mal ejecutadas como combustible para mejorar. Cuando la hoguera los quema, nuestra mente se limpia y se purifica, conservando solo la luz dentro de nosotros. —Nos miró con una sonrisa—. Aquellos que han estado presentes anteriormente, saben que es una maravillosa forma de deshacerse de ese equipaje pesado que no nos deja avanzar.
—¿Qué pasa con los pirómanos? Podrían utilizar la hoguera para prenderle fuego al bosque —insinuó alguien desde alguna parte de la cúpula y todos comenzaron a murmurar sobre dicho asunto, lo que hizo que un chico de cabello negro casi entrara en pánico.
—Dentro del centro no hay pirómanos, Edward —respondió Matt con calma y, por el rabillo del ojo, vi que Caleb ahogaba una carcajada—. Y si ese fuera el caso, no habría ningún problema con la hoguera. Si están aquí es para mejorar, no para empeorar.
Juliana levantó la mano y Matt respiró hondo antes de cederle la palabra.
—No entiendo... ¿Tenemos que quemar nuestros miedos y luego estos desaparecerán como por arte de magia?
—La magia está dentro de todos nosotros, Juliana. Este tipo de ceremonias son plenamente simbólicas. Quiere decir que la acción de escribir y quemar sus inquietudes o miedos tiene un impacto en su psique, provocando que su cerebro crea que de ese modo se deshicieron de ellas.
—Sigo sin entender. —Algunos Lumnis rieron y ella los fulminó con la mirada.
Observé a Matt quien le lanzó una mirada asesina a Caleb por sus risas contenidas. El chico de mirada intensa levantó las manos en señal de rendición y pensé en que debían conocerse muy bien como para tener ese tipo de confianza.
