Capítulo 8

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La morena sentía el cuerpo pesado, adolorido, como si un tren le hubiera pasado por encima. Comenzó abrir los ojos poco a poco, no reconocía bien el lugar, estaba oscuro, pero estaba segura que ese lugar no era su habitación, además había un olor particular, era el mismo que el de un hospital.

¿¡Hospital!? Eso hizo que la morena despertara por completo, miró todo el lugar, vio la camilla, los cables y máquinas, esta última comenzó a sonar ya que los latidos de la morena comenzo a acelerarse.

¿Qué había pasado? ¿Todo al final había sido un sueño? ¿Nada fue real? ¿Por qué se sentía tan real? La morena se tocaba la cabeza, se sentía también en ese sueño y le hubiese gustado no despertar, ahora si tenía que vivir la realidad.

En eso la puerta se abre y un hombre en bata blanca entra.

-Señorita Valdés, soy el doctor Guerra —se presento el hombre —. La voy a revisar —saco una linterna de su bata y le pidió a la morena que siguiera la luz, lo hizo, le tomo el pulso, en eso la morena ve a otra persona entrar, era Valentina, las dos se quedaron mirando sorprendidas.

—Juliana, despertaste —le sonrió parecía más relajada.

—A pesar de su brazo roto no hay nada más, revise y esta todo normal, solo su pulso está acelerado pero ese debe ser por la impresión.

—¿Esta bien? —le pregunto la castaña.

—Si, ahora solo debe recuperarse y tratar de no hacer esfuerzos —le contesto el doctor —. El golpe que te dio el auto a cualquiera lo hubiera matado, te salvaste de milagro. De todas maneras te quedaras unos días más, quiero seguir con las evaluaciones y estar seguro de que estés completamente bien. Las dejo, permiso —se despidió y salió de la habitación.

Castaña y morena se quedaron mirando, la primera se acercó y se sento en una silla frente a la morena.

—Qué bueno que estas bien —le dijo la castaña —. No se como me llene de valor para llamar a la ambulancia y no desmayarme al verte ahí tirada en el suelo —hablo con tristeza.

—Tranquila, estoy bien —acaricio su rostro suavemente y la tomo del mentón para que la mirara y así se quedaron por unos segundos.

—Aquí traigo tu café, Valen... —pero no termino la frase y al ver a su hija despierta casi bota los café al suelo —. Mi niña despertaste —la castaña tomo los dos cafés y dejo que Lupita abrazara a la morena.

—Ya estoy bien mamá.

—Nos tuviste con el alma en un hilo —le dijo su madre mientras acariciaba su rostro  —. Hasta tu padre estuvo aquí.

—¿Papá? —le pregunto la morena.

—Llego dos días después de tu accidente —le contesto —. Estuvo aquí cuidándote, bueno, los tres lo hicimos —señaló también a la castaña.

—¿Valentina?

—Si, ella estaba muy preocupada y nerviosa también —le contó Lupita, la castaña solo miró con una leve sonrisa.

—Gracias.

—Descuida —le sonrió —. Yo debo volver a casa a cambiarme de ropa, puede que vuelva más tarde o mañana, le aviso Lupita.

—Bueno, hija, vaya y descansa un poco —le dijo, la castaña tomo sus cosas y se despidió, la morena la siguió con la mirada —. Ella te quiere mucho.

—¿Como? —pregunto la morena.

—Que ella te quiere mucho, no sabes lo mal que estuvo cuando te trajeron, ella vio todo el accidente. Estas dos semanas que tu estabas en coma ella nunca se alejo de tu lado, ocupo ese sillón para dormir. Cuando nos dijeron que estabas en coma Valentina se desmayo, ya no podía aguantar más el estrés y cayo al suelo. Aun así ella estuvo aquí cuidándote y hablándote —le contó, la morena le sonrió.

Una Visita al Pasado [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora