Epílogo

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Nunca le había ido también a la empresa de los Valdés y todo gracias al despido del hermano de Macario, Esteban. El tipo despedía personas a su antojo y compraba terrenos en donde era imposible construir ya que estaban protegidos. Al final su hermano tuvo que despedirlo y deshacer todo lo que hizo, costó bastante pero se logró. Le volvieron a dar trabajo a los que habían sido injustamente despedidos. El negocio con el tiempo fue  creciendo aun más. Además la morena por fin estaba ejerciendo lo que había estudiado: Arquitectura. Tenía muchas ideas para nuevos proyectos los cuales a su padre le fascinó.

Juliana entro a su departamento, se había mudado a uno nuevo y uno con una hermosa vista a la gran ciudad, en eso oyó unas pisadas qué se acercaban, unos ojos café y azules la miraban con ternura y felicidad al verla.

-¡Luna! —exclamó la morena con una sonrisa, se agacho para saludar a la cachorra, esta pasaba su lengua por todo el rostro de la morena y no dejaba de mover su colas por la emoción —. Te extrañe mucho, Luna —le decía mientras la acariciaba.

—¿A mi no me extrañaste? —le pregunto una castaña qué se apoyaba en el marco de la entrada de la cocina y que la miraba con una sonrisa, la morena la miró y se levantó.

—Claro que también te extrañe —le contesto, la tomo de la cintura y la beso —. Pero sabes que cierta consentida se pone celosa si no la saludan primero —volvió a besarla.

—¿Y quien la tiene tan consentida? —le pregunto la castaña qué la miraba con una ceja alzada.

—Yo... Y tú, un poco —contesto con una sonrisa, se acercó y la volvió a besar pero esta vez duro más, necesitaba de los labios de su castaña, los había extrañado muchísimo —. Extrañaba tus besos, los extrañe durante todo el día.

—Yo igual —se dieron un beso corto y la castaña la llevo a la cocina —. Prepare algo, ¿tienes hambre?

—Si, por favor —le contesto, la morena se dirigió al baño primero para lavarse las manos, mientras la castaña colocaba los platos en el mesón.

—¿Como estuvo tu día? —le pregunto la castaña mientras le servía.

—Agotador, pero feliz —le sonrió la morena —. Le enseñe a papá mis nuevos diseños y le encanto.

—Es que mi chica es muy buena en todo lo que hace —le sonrió con picardia, la morena también sonrió porque entendía el doble sentido en sus palabras —. Me alegra verte feliz.

—Como no lo voy a estar si a mi lado tengo a la mujer más hermosa del mundo y que además es mi esposa, soy la envidia de muchos y muchas —la castaña sonrió con las mejillas rojas —. Y que se sonroja con cualquier cosa cursi que le digo —acaricio su mano —. ¿Y tu día como estuvo?

—Para ser el primer día de clases llegaron muchos niños que querían aprender. El colegio es genial, tienen una piscina enorme —le dijo, la morena la miraba con una sonrisa en los labios —. Los profesores son muy amables y los niños muy educados.

—¿Son niños y adolescentes? —le pregunto la morena.

—Si, en diferentes horarios, me acomoda muy bien —le contesto —. Aunque esta semana fue agotadora, los niños cansan, pero me hace feliz enseñar —le sonrió la castaña, la morena la imito y siguieron comiendo.

...

Sus cuerpos sudaban, la morena no dejaba de moverse sobre la castaña, atacaba su cuello con húmedos besos, la castaña se aferraba al cuerpo de la morena, no podía dejar de gemir por el placer qué estaba sintiendo, la morena volvió a la boca de la castaña y la devoró sin piedad, llegaron juntas al clímax y las dos soltaron un grito por un increíble orgasmo, quedaron una sobre la otra, descansaron un momento para regular sus respiraciones. En eso se escucharon unos ruidos tras la puerta, eran rasguños.

Una Visita al Pasado [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora