Capítulo 4.

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𝘐𝘴𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢.

Es un día hermoso, tan hermoso como torturar a un Carozzi. La sangre corre por la espalda de Mariano cada vez que las cadenas estallan y dejan marcas en su piel. Mis hombres se turnan para atacar con una nueva cadena la cual de gris cambia a rojo señalando la reacción que logra el fuego en ellas.

- ¿Quieres saber cómo murió tu hija? – le preguntó mientras está a punto de quedar inconsciente –, ¿Ó prefieres saber cuáles fueron sus palabras de súplica?

- Maldita perra – musita y los nudillos de Rizzo estallan en su cara maltratada por los golpes de anoche –, ¡Era una niña!

- ¡Mi hermana también lo era cuando el mal nacido de tu sobrino me la jodio! – estalló recordando aquel amargo recuerdo.

- Mi hija no tenía nada que ver – llora como un idiota – , ¡Era su cumpleaños número diez!

- Que lastima – tomó mi navaja – , Sus ojos azules eran iguales a los tuyos, ¡Ohh! Claro como se me pudo haber olvidado.

Me río al olvidar algo tan importante como...

- Un recuerdo de ella – le tiro las dos perlas que caen cerca de sus rodilla y las cuales hacen desatar su ira haciendo sonar con fuerza las cadenas que lo sujetan – , Tomé sus ojos para que nunca te olvidarás de ella.

Me mira con asco y odio, adoro esa mirada. Le ordenó a Rizzo que traiga el regalo principal.

- Jugaremos algo fácil – afilo mi navaja – ,Por cada 𝘯𝘰 como respuesta, desataras un grito de dolor de alguien muy especial para ti.

Rizzo toma su cabello para que mire a la pequeña que hace que sus ojos se llenen de lágrimas, puedo sentir como se le dificultad respirar y mi sonrisa no tarda en aparecer.

- No murió – me acerco a la niña la cual tiene sangre corriendo aún por los agujeros negros donde yacían sus ojos –, Solo te hicimos creer eso. En fín – lo miro con desafío –  Empezemos.

La mocosa llora desconsoladamente pero eso a mi no me causa ningún remordimiento de conciencia, al contrario, me sube la adrenalina y la sed de tener sangre en mis manos.

- Donde esta el Palacio de los Carozzi – mi navaja se acerca a la comisura de la boca de su hija –, Hoy te sonríe la buena suerte Mariano, amanecí con mucha paciencia, así que te daré un tiempo limitado de dos minutos para responder.

- No le hagas nada – ruega – ¡No la lastimes!

- ¡Papi! – la niña lo llama y la primera cortada inicia desde la comisura de sus labios hasta su pómulo.

- ¡Puta!

Grita haciéndo sonar nuevamente las cadenas y con ello el llanto desgarrador por parte de su hija. Mis manos se llenan de color carmesí y lo miro fijamente para que observe que conmigo no se juega.

- Vamos Mariano – niego con la cabeza – , Esa no era la respuesta que quería oír, pero vamos a intentarlo otra vez ¿vale? – poso la navaja en la comisura derecha  – . Dónde está el Palacio Carozzi, dirección exacta.

- ¡Piedad Isadora! – llora colmando mi paciencia – , ¡déjala libre y torturame a mi!

- Respuesta incorrecta.

Ocasionó el mismo corte ya realizado del otro lado y la sangre salpica en mi vestido blanco.

El llanto y los gritos de ambos son ensordecedores, el rostro de la niña parece sacado de una película de terror con un corte estilo la sonrisa del Guasón.

Venganza Inminente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora