Dos personas, de dos diferentes mundos.
Una que solo anhelaba encontrar a su alma gemela, y otra la cual vivía tranquila con muchas metas en mente, sin imaginarse lo que el destino le tenía preparado.
Portada gracias a @cherrxdark de la editorial @...
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- La reunión de hoy fue tan larga - bostezó Soobin.
- Ay ni me digas, escuchar al señor Jeon hablar sobre estado de cuentas, casi me hace dormir en la silla. - dijo Yeonjun.
Ambos habían ido a desestresarse a campo abierto, es decir, tomar su forma de animal, y correr sin rumbo alguno.
Yeonjun y Soobin eran dos chicos que pertenecían a la manada de pumas en la ciudad Bystry. Recién cumplían los 18 años, así que estaban en etapa de aprendices, Soobin como alfa y Yeonjun como omega.
- Sabes que, yo daré paso a mi puma ahora - mencionó Soobin, retirando su camisa. Yeonjun reviró los ojos.
- Haz lo que quieras, ve. - Yeonjun quería cambiar, pero le daba una enorme pereza tener que volver a vestirse después.
- No te vayas, donde lo hagas como la vez pasada me las pagarás.
- Ya cierra la boca, anda.
Soobin cambio a su forma de puma y salió corriendo hacia la ladera. Yeonjun sonrió negando, su amigo era un caso, pero lo quería mucho. Él tomó la camisa y pantalón de Soobin, caminado tranquilamente.
Varios minutos después, Yeonjun se sentó cerca de un árbol, arrimandose al tronco y admirando el hermoso horizonte del campo con flores.
Entonces, su tranquilidad fue interrumpida cuando pudo escuchar a lo lejos los rugidos de Soobin. Cuando un puma rugía de esa manera, era para que alguien más lo escuchara, así que debía ir hacia él.
Sin esperar más, Yeonjun corrió hacia Soobin, siguiendo su aroma pero sin cambiar de forma, algo le decía que no lo hiciera. Después de algunos minutos, llegó hasta donde se encontraba Soobin, viendo al puma cerca de la ladera.
Yeonjun frunció el ceño, al ver como este estaba en posición de ataque, rugiendo hacia...hacia algo. Corrió hasta quedar a un lado de Soobin, y pudo ver lo que este señalaba.
- Oh... - Yeonjun miró sorprendio a aquella chica que se encontraba sentada cerca de la ladera. No tenía aroma a... - Por un carajo... - susurró.
Se trataba de una humana. ¡Una humana! Aquello no podía ser, era prohibido. La chica se encontraba llorando y temblando, mientras sostenía su tobillo, el cual parecía estar lastimado.
Soobin se mantenía gruñendole y viéndola como una presa, aquello tenía más que asustada a la humana, la cual veía a Yeonjun de forma suplicante.
- Por favor, por favor, no me hagan daño, fue un accidente, nunca quise entrar a su territorio, por favor... - sollozaba.
Yeonjun suspiró frustrado. - Ahora que hago. - dijo para si. - Soobin, detente, es solo una chica, no hay peligro alguno.
Soobin dejó de gruñir, pero no dejó de observarla como si fuera a comerla. - Sabes que esto no es simple Yeonjun, está chica está en graves problemas - le dijo Soobin en la mente. - Además, no está sola, hay dos personas más arriba, en el filo de la ladera.