Desde que pasó lo de Cedric, hace una semana, he estado evitando a Hermione, Ron y _____. Siento que si están cerca de mi los pondría en peligro y no quiero que algo les pase, en especial a _____. Pero cuando Dumbledore habló conmigo entendí que no los puedo alejar. Así que antes de irnos a casa fui a la SC para buscarlos, pero solo encontré a Hermione y Ron.
– Hola – los salude incómodo.
– Hola – me respondieron de igual manera.
– Lo siento mucho – me miraron – Por alejarlos, pero tienen que entenderme, tenia miedo.
– Miedo de que – pregunto Hermione.
– De que algo les pasara por estar cerca de mí – me miraron con compresión – No soportaría perderlos son todo para mi, son mis mejores amigos.
– Te perdono – dijo Ron y lo mire – Y te entiendo, pero ten en claro que siempre estaremos para ti.
– Yo también te perdono – mire a Hermione – Tambien te entiendo.
– ¿Dónde está _____? – les pregunté.
– Está en la habitación terminando de guardar todo – dijo Hermione y yo asentí – No te recomiendo que vayas – la miré confuso – Está algo enojada contigo por que no le has hablado y la alejaste desde que... pasó – Suspire.
– Bien – dije pasando mis manos por mi cara – Le daré espacio hasta que se le pase el enojo – Me senté en un sillón individual.
– Buena decisión – dijo Ron y lo mire – Cuando se enoja es mejor darle espacio, creeme la conozco enojada, lo mismo pasa con mamá y Ginny.
– Es bueno saberlo – dije.
– Oye Her, tú ¿tienes mi corbata? No la encuentro – escuche su voz bajando la escaleras y la vi, estaba hermosa así vestida, como siempre lo esta.
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– No, no la tengo – respondió Hermione mirándome indicando que le hablara.
– ¿Podemos hablar? – le pregunté.
– ¿Ahora quieres hablar? – dijo con sarcasmo mientras se cruzaba de brazos.
*Si, aún está enojada*
– Ron y yo nos vamos – dijo Hermione jalando a Ron – Vamos Ron – Ron se levantó y se fueron.
– Lo siento – dije, fue lo primero que se me ocurrió.
– Vamos a mi cuarto – me dijo y subimos las escaleras – Cuidado con ese escalón – me advirtió y le hice caso.
Ya en su cuarto cerré la puerta y ella me miraba con los brazos cruzados.
– Lo siento – volví a decir.
– Eso ya lo dijiste. Lo que yo quiero es una explicación de por que te alejaste – dijo y se acercó a un cajón a buscar, según yo, su corbata.
