6 - ¿Angioletto?

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Axel

Es una jodida locura,aliarse con los Rossi,Hera debió estar en aprietos como para aceptar de manera tan precipitada y no consultarlo conmigo,aunque seguro lo habláramos ella no me haría ni puto caso.

Es la jefa, no podía hacer nada contra eso,por más que quisiera,tampoco era como si me importaba. Ella siempre ocupo ese rol,toda su vida fué destinada a ser eso; Perfecta.

Algo que probablemente las personas creen no poder alcanzar,pero que los Allan mantienen,logran eso y mucho más. Pero es una fachada, la perfección esconde secretos,oscuridad y misterio.

Cruce mis piernas,estaba en la cafetería solo, sabía que ella estaría allí,fingí tomar mi móvil y leer unos mensajes de Zamael posiblemente alterado pero en realidad apenas me percate de los primeros párrafos.

« Va a pasar.»

¿A qué se refería el loco este? estaba mal de la cabeza,aunque eso...No es de extrañar,quien sabe y este en sus días,algo así que se yo.

Algunas risas me trajeron de vuelta a mi realidad,chicas y chicos cuchicheando a mi alrededor por mí. Era obvio, demasiado encantador para esos pobres mortales, me reí bajo,ronco y divertido por lo que atraía.

—  Perfetto. — Murmuré dejando mi teléfono a un lado, con mi mano izquierda agarre la taza de té para llevarmela a los labios.

Suspiré por el delicioso sabor de la manzanilla en mi garganta, y antes que pudiese enfocarme en alguien; Allí estaba ella,con su cabello castaño entrando al local, se acercó a la barra con una sonrisa suave revolviendo su melena distraída.

Ajena a todo lo que yo planeaba con solo mirarla, retorcer esos labios jugosos entre mis dedos, marcarlos,besarlos,chuparlos. Obligarla a ser obediente para y por mí.

Pero a este punto de la historia no era lo adecuado ¿o si? Claro que no, la diversión se esfumará si eso es así.

Alborote mi cabello, me levanté de mi mesa a pasos felinos y depredadores, me acerque por detrás,mi pecho choco con su espalda. Ella se tambaleó, aproveché de capturar su cintura entre mis manos y acerque mi boca a su oído.

— Angioletto...Ten más cuidado,podrías caerte. — Emití una risita ronca, como una caricia para sus nervios. — Por suerte, tienes a un príncipe azul para rescatarte.

Se apartó alterada, sus manos temblaron para cuándo el chico de la caja le tendió su orden,yo tomé su café y la jale con una sonrisa a mi mesa. Lucía confundida, jodidamente hermosa como un ángel tentando a un demonio.

— ! Tú..! ¡Otra vez tú! suéltame. — Frunció el ceño,sus mejillas estaban rojas y yo me eche a reír tomando mi bebida y dejando una propina en la mesa.

— ¿Que te parece tan gracioso? —  Parecía un duende,echando chispas mirándome con esos ojos grandes.

Era totalmente adorable, antes parecía una muñequita a la que podía manejar a mi antojo,pero esto era mejor...

— No lo sé, deberías averiguarlo — Canturreo con una sonrisa de lado a lado, chasqueo su lengua suavemente y yo ladee mi cabeza — Olvídate de eso..¿ No quieres venir con...—Antes que pudiese terminar la oración sentí que mano estampar mi pecho.

Maldita sea, si supiera que con ese gesto me calentaba hasta la médula. Estaría en problemas si entendiera lo mucho que me afectaba con una mirada, y tan solo habíamos compartido algunas palabras esa noche pero me volvía loco.

Cómo si ya no lo estuviese.

— Escuchá...Eso fué un error, no debí irme contigo,eras un extraño,nos fuimos a un lugar desconocido,sin preguntar. —Murmuró y yo sonreí de lado, no iba a dejar que se escapara tan fácil.

Al borde de perder mis piezas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora