12 - Cielo o infierno (+18)

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Leight

Pasada una semana desde que no veía a ese tipo de sonrisa grande y ojos brillantes, había estado estudiando. Terminaba mi último semestre, aprovechando que serían últimas semanas, me había estresado desde los últimos días hasta hoy. Sabía quién me había enviado esa advertencia, solo el podría hacer algo así de cínico.

Y eso no es realmente algo para el.

La forma tan enferma,desde entonces lo recuerdo muy bien,como parecía ser un sueño a su lado. Fué mi todo en ese entonces, y en tan solo segundos desapareció como si nada, así hacia cada que quería estar a su lado.

Siempre tenía una excusa para todo,cubriendo su falta de querer con sucias mentiras.

Ahora estaba incrustados en mi vida Axel,no podía sacarlo de mi cabeza. No era como si me gustara,o lo quisiera a mi lado,tan solo eran más las veces que yo me derretía en sus brazos sin poder pensar en algo más que no fuese su fragancia,y esa sonrisa.

Mis sentimientos eran confusos,como esa melodía que has escuchado en un sueño. Y no recuerdas lo que continúa,quieres hacerlo pero simplemente no puedes.

Estaba en la universidad, mi clase había sido exhausta, no podía dejar de pensar. Mi entorno, todo a mi alrededor daba vueltas, y cuándo el timbre sonó me ví obligada a a tragar saliva cuándo noté una cabellera rubia pasar rápidamente. Me levanté apresurada, recogí mis libros en mi bolso y apreté ese agarre, camine lo más rápido que pude afuera del aula de mi facultad.

Allí lo encontré, El, estaba de espaldas, lo que ví realmente me dejó confundida. Estaba hablando con Sammy, una de las chicas más atractivas de mi facultad, muchos rumores rondaban sobre ella, faltaba demasiado a clases y era raro verla. Desde que su familia era mafiosa, tenía un hijo o estaba embarazada.

Parecían demasiados cercanos, le daba una palmada en su hombro, ella le sonrió y al girar nos encontramos, a una distancia sorprendentemente no tan lejano. La albina, me dedico un guiño divertido antes de desaparecer, mis piernas flaquearon, entonces yo me acerque. Alce una ceja, el me sonrió como siempre, mostrando su dentadura perfecta, y aquellos filosos colmillos como los de un depredador.

— ¿Que pasa? ¿Me extrañaste? - Canturreo.

— ¿Porque viniste aquí?

—Siempre tan amable. — Respondió con ironía poniendo los ojos en blanco. Echando su perfecta manta de cabello dorado hacia atrás. Su cuerpo se alejo del mío, y comenzó a caminar.

Me quedé congelada, su espalda ancha y hombros grandes se balanceaban al caminar con la gracia de un felino. Elegante y sofisticado, apresure el pasó, y como pude me coloqué frente. Su iris azul me examinó de pies a cabeza, deteniéndose en mi expresión, simplemente parecía divertirse conmigo. Quería preguntarle, que era de Sam, pero yo no tenía ese derecho.

Pronto estuvimos cerca, su nariz rozo la mía, y nuestras respiraciones vibraron al unisono. Incline mis labios a los suyos, deseando un beso, el lo impidió, simplemente frotando su boca en un movimiento lento y profundamente delicioso que provocó un estremecimiento en mi columna.

— Estás nerviosa.

— No causas nada en mí. — Susurré.

— Tú respiración está agitada, tus pupilas dilatadas, tienes las mejillas rojas. No puedes mentirle a alguien que mata por diversión, se leer a las personas más de lo que me gustaría angioletto. - Su voz ronca me produjo tráeme a mi realidad.

Al borde de perder mis piezas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora