Somos como cristales frágiles, esculpidos por las experiencias y los miedos, y con cada golpe, nos volvemos más resilientes. Pero también somos cristales que temen fragmentarse, que temen revelar nuestra autenticidad y vulnerabilidad al mundo. En nu...
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¿Quién soy realmente cuando estoy solo? Sería hipócrita afirmar que mantengo la misma máscara. En lo profundo, soy una compleja red de deseos y secretos, una verdad que he mantenido oculta durante toda mi existencia.
Somos como cristales frágiles, esculpidos por las experiencias y los miedos, y con cada golpe, nos volvemos más resilientes. Pero también somos cristales que temen fragmentarse, que temen revelar nuestra autenticidad y vulnerabilidad al mundo. En nuestro interior, yacemos atemorizados de ser verdaderamente nosotros mismos.
Me encontraba exhausto, me hallaba ante un dualismo que se escapaba de mi control. Mente y alma, dos fuerzas tan distantes pero entrelazadas en mi ser. Por un lado trataba de comprender donde me encontraba, por otro libraba una guerra entre la muerte y la vida misma.
En aquel lugar desértico, a lo lejos, presenciaba la llegada de un tren, cual advertía que no repetiría su paso. Un tren con el mismo destino pero curiosamente con caminos distintos.
Las puertas se abrieron invitándome a entrar dentro, ¿debería subir a un tren al cual le desconozco el rumbo?
