ENZO.-Samu, ¿Qué planes tienes pensados? -pregunté mientras encendía un cigarrillo.
-Enzo, espabila, ya te los había contado -Cogió el tercio de cerveza que descansaba sobre la mesa del bar y le pegó un trago-. ¡Noche de chicas en la cabaña del lago! Además... vendrá Tessa.
Mientras eufórico me explicaba el plan, no paraba de darme palmaditas en el brazo. Me limité a negar con la cabeza, divirtiéndome ante la situación. Era bastante común que en la temporada de verano frecuentáramos la cabaña, nuestro refugio ideal lejos del bullicio del pueblo. Sobre todo, por el lago que se hallaba a escasos metros de la cabaña, lo cual ayudaba a refrescar la borrachera después de horas de juego al sol.
-Chaval -replicó dejando su tercio sobre la mesa después de acabárselo-, ves a prepararte, será una noche larga.
Se levantó de la mesa y se marchó guiñándome el ojo.
-¡Cuidado con lo que traes hoy! -contesté sonriendo desde la distancia.
Antes de levantarme también, revisé la notificación del móvil que llegó minutos antes.
Tess <3:
¿Sigue en pie lo de esta noche?Enzo:
Si, tengo ganas de repetir lo del otro finde :pFinalmente, me incorpore de la mesa dirigiéndome hacia casa. En este pequeño pueblo, todos estábamos a un paso de distancia.
Entre por la puerta encaminándome hacia mi habitación, cuando de pronto, mi madre me interrumpió.
-¿Pasaras el finde en la cabaña del lago? -preguntó.
-Si. -Me acerque a ella dándole dos besos y me marche siguiendo mi camino. Me asustaba el hecho de que tuviera mejor memoria que yo.
Recién cruce el umbral de la habitación, con determinación me propuse armar mi mochila con lo necesario. Casi por instinto, alcancé la bolsita de maría que reposaba en el cajón de la mesilla y la guardé junto al resto de mis pertenencias. Tomé la toalla y me dirigí con paso firme hacia el baño.
Medio desnudo preparado para ducharme, vibró mi teléfono, era otra notificación.
Tess <3:
Yo también las tengo, ¿que haces? :pEnzo:
*Envió una foto*
¿Contesta tu pregunta?Con el pelo todavía goteando, me puse una camisa a rayas blancas y verdes, unos vaqueros cortos, agarré mi mochila y baje rápidamente las escaleras dirigiéndome hacia la puerta mientras me colocaba las gafas de sol. Eran casi las 6 y ya me estaban esperando Samu y los demás chicos en el descapotable.
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Enzo, Fragmentados
Ficção AdolescenteSomos como cristales frágiles, esculpidos por las experiencias y los miedos, y con cada golpe, nos volvemos más resilientes. Pero también somos cristales que temen fragmentarse, que temen revelar nuestra autenticidad y vulnerabilidad al mundo. En nu...