Dayan
Habían pasado un par de semanas desde mi salida con Lewis cuando me invitó a su enorme penthouse en Mónaco, donde fácilmente podrían vivir diez personas simultáneamente. El lugar era gigantesco y me dejó sorprendida con todo lo que tenía: incluso contaba con su propio gimnasio personal. Todos los detalles del penthouse eran lujosos, con un estilo principalmente clásico y predominio de colores negros.
Lo más importante fue que finalmente conocí al famoso Roscoe Hamilton, una total belleza que irradiaba ternura y era una bolita redonda de puro amor. Les juro que no me separé de él en todo el día, y él tampoco de mí, supongo que le agradé.
Lo que no le agradó a Lewis fue ver cómo Roscoe se interponía entre nosotros. Cada vez que intentaba darme un beso, Roscoe le ladraba, lo cual resultó un tanto gracioso. Fue especialmente cómico cuando estábamos viendo una película por la noche y Roscoe terminó acurrucado entre ambos. Me daba una absoluta ternura, así que siempre estaba acariciándolo. Era lo suficientemente pesado como para no poder moverlo, y más aún cuando se quedaba dormido, lo que dificultaba aún más el acceso de Hamilton hacia mí.
Después de eso, Lewis tuvo que hacer un viaje de negocios a Los Ángeles, así que no lo vi por un tiempo, pero nos manteníamos en contacto a través de mensajes y hacíamos videollamadas todas las noches. Mientras él estaba fuera, yo salía a recorrer las calles de Mónaco o quedaba con los chicos que me invitaban a restaurantes y charlábamos. Por lógica, Charles era quien pasaba más tiempo en Mónaco, y por alguna razón decidió tomarme confianza y contarme sus líos amorosos. En fin.
Quien más contacto mantenía conmigo era George. Después de convivir lo suficiente en el paddock, nos dimos cuenta de que teníamos varias cosas en común, especialmente algunos ideales. Para mi mala suerte, el británico no tenía una pizca de incrédulo. Digamos que un día me sorprendió observando a Lewis a escondidas, mucho antes de que él y yo habláramos sobre nuestra situación. No fue tan sorprendente para Russell como creía, ya que intuyó desde el principio que algo sucedía entre nosotros.
No tuve más remedio que contarle y, por increíble que parezca, sentí que me quitaron un peso de encima. Tener a alguien que no me juzgara por lo mismo y, además, me brindara consejos sobre nuestra situación nunca se había sentido mejor. Por mucho que me doliera, no podía confiar en nadie del medio para contarles lo que había surgido con Hamilton, ni siquiera a Max, mucho menos ahora con todo lo que había conllevado el campeonato.
Además, a mi hermanito casi ninguna de mis parejas en el pasado le han agradado lo suficiente. Siempre buscaba una manera de incomodarlos y no vamos a mentir, Max tiene su manera de imponerse ante las personas sin necesidad de ser agresivo.
Al final del día, nadie era una opción viable y con Russell fue por mero capricho del destino. Aunque había resultado reconfortante contar con una opinión masculina sobre el tema y el hecho de que también fuera de nacionalidad británica me había ayudado a orientarme sobre nuestras diferencias culturales.
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Sweet Nothing | LH⁴⁴
FanficLewis Hamilton, piloto profesional de Fórmula 1. Siete veces campeón del mundo, un corredor nato que ha superado cualquier adversidad que se le presentó. Enfocado en él, su carrera y futuro pero eso no durará demasiado en cuanto se cruce con un par...