Lewis Hamilton, piloto profesional de Fórmula 1. Siete veces campeón del mundo, un corredor nato que ha superado cualquier adversidad que se le presentó. Enfocado en él, su carrera y futuro pero eso no durará demasiado en cuanto se cruce con un par...
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Dayan
-¿Y estos botones para qué funcionan? -la curiosidad me gana y presiono un par de ellos, que son de distintos colores y podrían formar un arcoíris si quisieran.
-Déjalos ahí -Max me arrebata el volante de carreras-, esto cuesta una millonada, créeme, no quieres descomponerlo.
Me cruzo de brazos. -Solo tenía curiosidad, no soy ingeniera y mucho menos piloto. Hace bastante tiempo que no veía uno así de cerca.
Al encontrarme de vacaciones, dispongo de tiempo libre, y ¿qué mejor manera de aprovechar mis días libres que molestar a Maxi? Porque, sin duda, eso es lo que una hermana mayor hace. Así que en estos últimos días, he estado pegada a él como un chicle. Aunque no me diga nada, intuyo que a veces lo fastidio.
Pero tampoco es como si me importara. Pasé tantos años fuera de casa y lejos de él que no puedo dejar pasar ninguna oportunidad de convivir con mi hermano. Me recuesto en uno de los aterciopelados sillones de la estancia de Red Bull, donde el personal continúa con sus tareas diarias. Sin embargo, ya se siente el final de la temporada, por lo que no está tan concurrido como suele estar.
-Lo sé, pero es como mi bebé -le da un beso de forma dramática que me hace rodar los ojos, luego devuelve el volante a su lugar.
-"Boy, you need to calm down", diría mi poderosa Taylor Swift -añado. Hoy logré dormir bien, sin ninguna interrupción más allá de algunas pesadillas, lo que significa que estoy de buen humor.
Mi objetivo principal durante estas vacaciones parece ser recordarle a Maxi mi presencia constante. Tal vez, en parte, sea una venganza por los años en que no estuvimos tan cerca. Aprovecho cualquier oportunidad para lanzarle alguna broma o comentario sarcástico, solo para ver su reacción. Y aunque en ocasiones puedo notar cierta molestia en su expresión, sé que, en el fondo, disfruta de estos momentos tanto como yo.
Además de que me aburro estando sola en el departamento con mi bebé, Tomasa, encuentro más entretenido venir al paddock y recopilar ciertos chismes que se revelan a lo largo de la temporada. Cuando no estoy en casa, suelo intercambiar mensajes con Lewis.
En cuanto a mi relación con Lewis, las responsabilidades y compromisos en la pista han reducido nuestro tiempo juntos. Aunque en ocasiones extraño esos mensajes de texto divertidos y las conversaciones que solíamos tener, entiendo que ambos estamos inmersos en nuestras respectivas carreras y compromisos profesionales.
Aún así, cada momento que podemos compartir se vuelve aún más valioso, y nuestros mensajes se han convertido en pequeños tesoros en medio de nuestras ajetreadas agendas.
-Podría dormir todo el día en este sillón -digo cuándo Max se acerca y extendiendo mi cuerpo en su totalidad a lo largo del objeto aterciopelado y suave.
-Por favor, no -niega con la cabeza-. Creo que vi a Lissie rondando en el paddock. ¿Por qué no vas con ella?
Entiendo que es una forma sutil de deshacerse de mí, así que simplemente me coloco mis gafas de sol y asiento, en acuerdo. Tampoco es que pueda hacer mucho por aquí, más que molestar a mi hermanito.