Mi respiración entrecortada me anuncia que ya es hora de vincularse. Veo hacia abajo, el río que brota de el acantilado. Para vincularnos, tenemos que saltar desde esta altura, caer al río helado, y pelear contra la persona que nos designaron.
Inhalo una última vez, antes de tomar impulso y tirarme del acantilado. Mi corazón sale por mis orejas, y mis mejillas rozan la brisa fresca. Cierro los ojos pensando en el miedo, pero los abro tan rápido cuanto recuerdo que tengo que luchar al caer. Ahogo un grito al contacto de mi cuerpo tibio con el río bajo cero. Me levanto y me saco bruscamente el pelo de mi cara. Veo a mi oponente, y me tiro encima primero. El agua chapotea en nuestros cuerpos helados, y me agarro a su polerón, para encestarle un cabezaso lleno de gotas de agua y dolor. Me agarra del cuello y me intenta llevar hacia atrás, pero se resbala con una roca del río. Al ser tan más grande que yo en contextura y altura, lo uso de colchón humano, para no tocar el río o golpearme con las rocas de debajo del agua. Un dolor punzante se aproxima a mi brazo. Con un quejido de dolor, me observo el brazo lastimado. En mi antebrazo, se me hizo un tajo... profundo. Me levanto para seguir luchando, pero al girarme hacia la derecha, me encuentro con la mirada amenazante de un gato naranja. De 12 metros, clan fuego. Me levanto de un salto y sé que, o corro más rápido que él, o muero. Muevo mis piernas entre el césped verdoso, corriendo hacia ningún lugar en específico. Mi cabello me golpetea los ojos, pero lo ignoro por completo y sigo corriendo lo más rápido y exigente que puedo. Me resbalo dando volteretas cuando la garra del gato pasa por mi espalda. Rompió la parte de atrás de mi túnica, y llego a hacerme un corte largo por la espalda. Me levanto a base de quejidos, y saco mi garrota. El gato intenta volver a rasguñarme, pero lo golpeo en la pata con la que me quiere atacar. Ignoro el dolor que pasa por mi brazo lastimado al usarlo. Gimoteo y veo que el gato se queja, pero mi garrota parece solo haberlo rozado. Lo golpeo más veces, y en una de ella recibo un rasguño bastante profundo en el estómago. Ya ni me quedan fuerzas para quejarme. Agarro más fuerte mi garrota y respiro de una forma superficial, con el dolor intenso que siento en el estómago. Es como si su garra siguiera clavada allí. El gato abre su boca y muestra sus colmillos aguja, y yo ya no tengo fuerza para detenerlo. Pero de alguna forma, coloco mi garrota en su boca, a lo que el la rechaza y vuelve a abrir su boca. Estoy lista para defenderme (si llego a lograrlo), hasta que de un segundo a otro, el gato sale disparado y un león gigantesco y amarillento es el causante de eso. Lo desgarra con sus colmillos grandes y afilados, a lo que el gato solo se puede quejar y gimotear. Si ese león quiere atacarme, ya estoy muerta. Pero no. Me toma con una sola garra y con un moviniento de su pata, termino acostada de espaldas en su lomo. ¿Me eligió a mí? No sé, pero tengo la respuesta cuando corre hacia los curanderos del clan de agua. Ellos con unos movimientos de muñeca y moldeos de agua, me dejan como nueva. Solo se nota lo que me ocurrió por los cortes en mi túnica. Abro los ojos y me encuentro con los ojos dorados del león fijos en mí. Según entendí, puedo hablar con él solo mentalmente. (Y solo si estoy vinculada a él)
La voz llega primero a mi mente.
"En mis tiempos, los curanderos se demoraban más" Sí. Creo que sí me vinculé
"Tus tiempos? Cuántos años tienes?"
"78." Bueno, comparado con todo lo que viven, no es tanto. Los animales de vínculo viven máximo 150 años.
"No es tanto. Me imaginaba más. Me llamo Zuki."
"Eso ya lo sé. Solo tengo que rebuscar entre tus recuerdos. Yo Cato."
"Oh." Me levanto del césped y veo al tremendísimo león al frente mío. Que me eligió.
"Bueno, supongo que entonces tengo que poner mi mano en tu pecho. Para vincularnos."
El resopla y asiente. Me acerco y coloco mi palma en su pecho peludo y blanco. (La única parte blanca de su cuerpo). Siento fuego correr en todas las fibras de mi cuerpo, mi cabello se alza hacia arriba y la brisa me da calor. Es como si me quemara viva. Mi mano desprende una energía azul, que poco a poco se convierte en amarillo, naranja, y por último: Rojo. El color del clan de fuego.
"Ya puedes sacar la mano, sabes?" Despego mi mano y juego con mi muñeca.
"Préparate" Me dice.
"¿Para qué?" Todo el fuego de mi cuerpo aumenta en un segundo, quemándome pero por dentro. Jadeo del calor doloroso, pero no tanto para gritar. Observo mi espalda, donde me crece algo como... ¿una cola?
"Es normal, tranquila. Igual, me imagino que lo debes saber." Sí, sí que lo sé. Me explicaron esto. Pronto me salen orejas, y bigotes de león. Me sobresalto cuando una de mis orejas se mueve a un lado.
"Que raro"
"Yo vivo con eso. Tú por lo menos podrás controlarlo." Camino hacia el campo principal (moviendo las orejas) y me siento en el césped. Cato no me siguió, por lo que imagino estará hablando con los demás animales. De repente siento un olor delicioso, a carne, pero carne jugosa y con un olor que nunca antes había sentido. Volteo hacia el olor, y me encuentro con Zack. Zack? Pero, Zack con cola y orejas. Ya se vinculó también, y su animal tampoco está con él. No parece verme aún, así que sigo oliéndolo y resistiendo. Pero no por mucho. Inconscientemente me pongo en cuatro patas y corro con una rapidez que no me había visto antes hacia Zack. Me impulso muy rápido en el césped y me tiro encima. Parece verme al segundo, como si lo estuviera esperando, y me toma los brazos por las axilas.
-Con un león? Wow. - Me dice, observándome de pies a cabeza e ignorando el hecho de que lo iba a comer vivo. Yo hago fuerza contra él para acercarme más y sacarle un trozo de filete recién hecho, pero es demasiado fuerte. Rasguño al aire con mis garras largas, intentando sacarle un trozo
-Y aún no te controlas aún. Debiste vincularte hace poco.-
Me toma el labio y lo lleva hacia arriba, observando mis colmillos afilados. Muevo la cola de la rabia de tener un filete al frente mío y no poder comerlo. Él mira hacia mi cola movediza y pestañea. Recién se da cuenta que lo que quería era un trozo de filete.
-Verdad. El clan fuego siente hambre al recién vincularse- Dice. Luego observa mis ojos amarillo neón, o podrían llamarse dorados. Igual que los de Cato. Los observa sin decir nada, ni si quiera soltar un bufido. Aprovecho para lanzarme y comerlo, pero me toma de no sé dónde y terminamos en la misma posición
-¿No puedes salir de tu transformación aún?-
Niego rotundamente. Y logro pronunciar no sé cómo
-Dame algo de comer o te comeré a ti- Le digo, viendo a su antebrazo que con solo olerlo antoja. El llama a alguien, el cual trae un filete. Lo devoro al instante. Es rico, pero no tanto como el olor de las personas... Necesito salir de la transición o comeré a todos.
"Cómo salgo de acá? Solo pienso en comida"
Según siento, Cato abre los ojos
"Perdón, ya te sacó. Pronto lo podrás hacer sola"
De repente mi cola, orejas y bigote se esfuman. Aunque aún puedo sentir el olor fuerte, no tanto como antes. Por lo menos ya no quiero comerme a alguien. También, aún puedo escuchar más fuerte que normalmente. Aún tengo hambre, así que al ya estar vinculada, puedo ir a la cafetería. Tomo un filete de cerdo y lo zambullo de una. Veo hacia Zack, que por lo visto, se vinculó con un lobo del clan de tierra. Él aún sigue en su forma animal, y sonrío inconscientemente cuando agita levemente la cola al ver algo de comer. Lo repaso de arriba hacia abajo para ver los cambios. Se ve más fuerte de lo que ya es físicamente, y con orejas y cola, que no deja de agitarse por más filetes. Ahora me pregunto, qué será de Ikari y Henry? Por lo menos, seguirán vivos? Mi sonrisa se desvanece en pensar en la máxima probabilidad. Pero Ikari es ágil y resistente, debe sobrevivir. Mientras que en Henry predomina la inteligencia y lógica. Creo que podría sobrevivir, pero su inteligencia no será de mucha utilidad en un campo de batalla. Bueno, Ikari me preocupa más. Espero que estén bien todos. Contando al que me rompió el fémur, que ya nos íbamos llevando bien. La chica del clan de agua de segundo, Akira, está un poco débil por sanar a tantas personas, pero se mantiene firme. Yo solo zambullo todo lo que veo. Finalmente me siento en una silla de la cafetería, y veo hacia Zack, que por primera vez lo veo comer de verdad. Sonrío
-Por fin comes como se debe-
Él me mira con la boca llena, y solo pestañea.
"Cuándo se manifiesta el poder?"
"Tantas preguntas que haces. En unas semanas, o tal vez meses si es muy fuerte. Ah, puedes ver en la noche, como lo que eres ahora, mitad felina."
"Pero solo si yo lo activo, verdad? Digo, tendría que aprender a controlarlo primero."
"Sí. En verdad."
"Mi color de ojos también cambia. Son como los tuyos cuando quiero."
"Claro que sí, es lo primero que se manifiesta" me responde con un bufido mental, como si fuera algo obvio. Me doy la vuelta balbuceando algo a Zack, pero me doy la vuelta cuando escucho un suave agitar de alas. Sonrío de oreja a oreja y observo sus alas café
-¡Ikari!-
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Garra de Fuego
Roman pour AdolescentsZuki cumplió sus 18 años, por lo que tendrá que elegir entre seguir con su vida normal o unirse a La Academia de Aglasiag, academia de guerra en donde estará cada segundo arriesgando su vida contra todo pronóstico. Desesperación, tristeza, nostalgia...