Sus manos empezaron a temblar fuertemente, incluso sintió como su presión bajaba violentamente.
——¿Qué mierda acabas de decir?—su susurro era bajo pero pudo oírse en todo el pasillo puesto que todos los estudiantes quedaron igual de sorprendidos que el. Nadie se atrevía a decir absolutamente nada.
—Hwang yo.. —sus palabras estaban detenidas en su garganta, sabía que la había jodido, tal vez debió cerrar la boca.
—¡Era una broma Hwang! ¿Acaso creerías que quisiera salir contigo?, eres molesto y además no eres mi tipo, solo quería molestarte por haberme insultado—
Rodando los ojos algo fastidiado lo pudo entender, así que solo se limito a sacarle el dedo medio antes de salir por completo del edificio.
No esperaría al idiota de Lee, si quería hablar con él tenia que ganárselo.
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—Hwang te están buscando —su compañera aviso mediante el parlante que había en toda la oficina.
Dejo los papeles en su mesa, acomodo sus lentes y camino a la puerta. Últimamente había tenido visitas constantes de la señora Yun, debía solucionar el problema entre su divorcio.
Acomodo su corbata antes de abrir su puerta, pensó encontrarse con la quejumbrosa señora de cabellos negros, sin embargo se encontró con algo aún más insoportable.
—Lee —soltó con fastidio.
—Hwang —
—¿Porque te dejaron entrar? —inspeccionando al chico noto que este traía ropas muy casuales, su cabello estaba como siempre perfecto, solamente había algo raro, esa pequeña cajita en sus manos.
—también me da gusto verte ¿Puedo entrar? —
—No — intento cerrar la puerta pero Lee interpuso su mano empujando esta para que no la cierre.
—¿Quieres que llame a seguridad?— amenazó.
—Inténtalo —
Frunciendo su ceño quiso empezar a gritar, pero para su mala suerte unos labios estaban besando los suyos necesitadamente.
—Hm-mm Lee a-alejate— tomando por los hombros intento separarlo.
Sin hacer mucho caso felix se hizo camino hasta dentro de la oficina cerrando con fuerza la puerta.
Suavemente se soltó de hyunjin admirando esos bonitos labios rojos.
—Maldición Lee acaso no notas las putas cámaras —desesperado sintió miedo.
—¿El de seguridad vio eso?— frunciendo su ceño se molesto un poco.
—obviamente idiota, seguro mandara ese reporte a la jefa —
—Bueno — quitándose su chaqueta se subió encima de una pequeña mesa, logrando alcanzar la altura exacta para lanzar su chaqueta encima de la cámara.
