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En aquel momento explotó el agua detrás de ellas. Lali giró la cabeza débilmente y vio una forma oscura, después otra, que se acercaban hacia ella rodeadas de burbujas. Unas manos fuertes la arrancaron de la garra mortal de Leah, mientras que otras manos tiraban de Ana y la empujaban hacia la superficie. Lali vio patalear las piernas desnudas de su hermana e intentó seguirla, pero había pasado más tiempo que ella sin aire y ya no le quedaban fuerzas para patalear. Sintió como si se hundiera hasta el fondo, y entonces uno de los agentes uniformados la agarró y la subió rápidamente a la superficie, llevando a las dos hermanas hacia el aire vivificante.

Sólo fue a medias consciente de que alguien la arrastraba fuera de la piscina y la tumbaba sobre el cemento.

Sintió náuseas, tosió convulsivamente y se encogió sobre sí misma al tiempo que luchaba por hacer pasar aire a través de la garganta hinchada. Oyó los gritos roncos de Ana y las voces de varios policías que hablaban a la vez en un galimatías ininteligible. La gente corría alrededor de ella, y otra persona se zambulló en el agua y salpicó todo de gotitas que lanzaron destellos bajo la luz del sol y le mojaron la cara.

Entonces descubrió a Peter, con el semblante intensamente pálido, que la incorporaba hasta sentarla y la sostenía en sus brazos.

—Tranquila —le dijo en tono calmo aunque los brazos le temblaban—. Puedes respirar. No te agites tanto. Respira despacio, con calma. Eso es. Respira suavemente.

Lali se concentró en su voz, en hacer lo que él le decía. Cuando dejó de tragar aire a borbotones, su garganta se relajó y comenzó a circular el oxígeno por entre las membranas inflamadas. Dejó caer la cabeza débilmente contra el pecho de Peter, pero logró ponerle una mano en el brazo para hacerle saber que estaba consciente.

—No he podido llegar a tiempo —dijo él con furia contenida—. Dios santo, no he podido llegar a tiempo. Intenté llamar, pero no contestabas. ¿Por qué no cogiste el condenado teléfono?

—No dejaban de llamar reporteros —respondió Ana con dificultad—. Y desconecté los teléfonos. —Hizo un gesto de dolor y se agarró las costillas con el rostro desprovisto de color.

Parecía como si hubiera un centenar de sirenas perforando el aire, un ruido que le reverberó en los oídos.
Justo cuando empezaba a alcanzar el nivel de insoportable, se interrumpió en seco y un segundo después, o quizá fuera varios minutos después, la rodearon a ella y a Ana unos sanitarios de camisa blanca y la arrancaron de los brazos de Peter.

— ¡No, esperen!

Se retorció frenéticamente llamando a Peter a gritos, sólo que los gritos eran gruñidos apenas audibles. Él hizo una seña a los sanitarios para que se detuvieran un momento y abrazó de nuevo a Lali.

— ¿Y... Rochi? —logró articular ella con los ojos ahogados en lágrimas.

—Está viva —respondió Peter con la voz enronquecida por la emoción—. Mientras venía hacía aquí me dieron el mensaje. La han encontrado en un almacén de la empresa.

Lali formuló con los ojos la pregunta que había que formular.

Peter titubeó.

—Está herida, cariño. No sé si es muy grave, pero lo importante es que está viva.

Peter no se quedó a ver cómo sacaban el cadáver de Leah —de Corin Lee— de la piscina. Ya había bastantes agentes presentes para encargarse de todo, y además aquélla no era su jurisdicción. Tenía cosas más importantes que hacer, como por ejemplo estar con Lali. Cuando ella y Ana fueron trasladadas a un hospital cercano, él las siguió en su todoterreno.

Las colocaron en salas separadas. Tras cerciorarse de que el hospital informara inmediatamente de la situación a Federico, Peter se recostó contra la pared. Sentía un profundo malestar en el estómago; había jurado servir y proteger, pero no había podido proteger a la mujer que amaba más que a ninguna otra persona en el mundo. Hasta el día de su muerte, no olvidaría jamás la sensación de terror e impotencia que lo invadió mientras recorría las calles a toda velocidad, sabiendo que ya llegaba demasiado tarde y que no iba a conseguir estar con Lali a tiempo para salvarla.

El hombre perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora