10. D&D (1/...)

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bajar las escaleras fue el evento mas interesante de aquella tarde, comimos en silencio, en una paz que me resultaba por lo menos perturbadora, la carne en el plato me invitaba a comerla, el rostro de la paloma me obligaba a obviar mi hambre, esta enojado, esta decepcionado, y lo único que logro entender o colectar al ver su rostro es su voz, quejándose de mi presencia en su habitación, tomándome de las caderas y devorándome sobre la ropa, que asco, aunque fue solo un sueño logre sentir la presión en mi trasero.

- Come - exige el varón frente a mi, con el mentón enredado entre sus nudillos, nudillos suavemente blanquecinos por una presión ejercida.

Esta enfadado, esta decepcionado, pero lo único que puedo memorar son sus manos, sus palabras.

- Va a estar insípida - recriminó, intentando mantener mi dignidad, lo único en lo que quiero enfocarme cuando debería estar disculpándome, cuando debería estar arrepentido por desobedecer, tocó de nuevo la herida, ya cerrada, no fue nada más que un desliz, un rasguño, algo pequeño que no tuvo necesidad de ser tratado, y aún así se siente más relevante que la costura en mi pecho.

"Perdoname, perdoname, ¡Deja de mirarme como si fuese un asesino! ¡Deja de mirarme como un demonio!" Grito con todas mis fuerzas, pero mi boca no se abre, mi garganta no funciona, solo puedo darle una mirada lastimera a la carne, y morder.

- La historia de los countryhumans con dientes puntiagudos es interesante, cada dos generaciones, supongo que es una suerte lotería genética, que tú ganaste - ¿Quiere romper el hielo? ¿Es esto acaso una broma?

Supongo que debo estar agradecido, ahora sería más preciso un sermón, ahora sería más preciso un enfado, un desplante.

- Supongo - contesto, jugando con el arroz bajo la carne, está quemado, pero no insípido, supongo que yo influí en aquello de cierto modo. Suelto el tenedor tan pronto escucho el timbre sonar, fue un reflejo, algo involuntario que dejó mi guardia baja.

Escucho como se levanta la paloma, el pacifista, dejando sus medias tocar el piso limpio, abre la puerta, y yo me vuelvo pequeño... ¿Que es esto? Por el rostro de la organización descubro que la sorpresa es compartida.

- ¿Qué están... - empiezo, sin lograr terminar cuando soy interrumpido.

- ¿Qué están haciendo aquí? - el varón en pijamas contesta, veo su puño cerrarse con nerviosismo a su costado

(Capitulo excesivamente corto por la culpa que me consumía no haber publicado nada pido perdón)

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⏰ Última actualización: May 19 ⏰

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