La disonancia de dos almas

33 5 3
                                    

Los imanes necesitan ser opuestos para poder ser unidos, para algunos esto es símbolo de necesidad de que aunque una persona sea totalmente opuesta a nosotros puede encajar en nuestro mundo. Y aunque para Aurora siempre trataba de llevarse bien con todos a veces las personas simple y sencillamente no cooperaban.

Había pasado un momento genial jugando con sus compañeros de grupo y habiendo pasado aproximadamente una hora de pronto escuchó algo a cerca del programa de talentos. Había pasado tanto tiempo en su casa que ya estaba cansada de creer que no tenía ningún talento y aunque los conciertos en la ducha no eran los más profesionales cuando cantaba en público siempre habían comentarios positivos hacia su voz. Desde niña la música había formado parte de su vida y siempre le había gustado cantar así que pasó por su cabeza participar del proyecto. Estaba en ese campamento para disfrutar y experimentar cosas nuevas así que pensó que sería buena idea probar y aunque hiciera el ridículo al menos lo habría intentado.

-Yo voy.

-¿Quieres participar?

-Por supuesto, si aún hay lugar -sonrió tímidamente-

-Claro, ven con nosotros. Avísale a Kate que vendrás con nosotros.

-Claro, ya voy.

Aurora se acercó a Kate y tocó su hombro con suavidad.

-Oye.. Kate.

-Dime, Aurora.

-Quiero participar del programa de talentos, ¿esta bien si voy con el grupo?

-Claro que sí, solo asegúrate de buscarnos después del almuerzo.

Aurora ya estaba lejos cuando escuchó que Kate le dio la indicación, pero sonrío y asintió con la cabeza. Emocionada siguió al grupo y llego a un lugar donde encontró a varios de los chicos con los que había venido en el autobús hace unas horas muchos de ellos se habían preparado durante meses para poder participar y ella solo lo hizo por improvisación. Cerca de ella estaba una chica colocha de cabello castaño claro y sonriente quien con alegre ánimo se acercó a saludarla.

-Aurora, no sabía que estarías por aquí, que gusto me da verte

-Eva, que gusto igualmente, ¿tocarás tu guitarra?

Eva había sido amiga de Aurora desde que eran pequeñas ya que su madre y la de Eva eran amigas se habían distanciado un poco ya que la mudanza de la familia Allen había sido un cambio y no les había permitido verse durante mucho, sin embargo la chispa de amistad afortunadamente aún estaba viva entre ella y al reencontrarse fue como si solo hubiera sido cuestión de días en los que no se veían. A pesar del tiempo que las amigas no habían podido verse se habían mantenido al tanto la una de la otra por medio de cartas y en estas las amigas se relataban historias de su vida y el transcurso de ellas junto con el avance que han tenido. En muchas de las cartas que Eva le enviaba a Aurora ella le contaba que estaba encantada con una guitarra que tenía y que de parte de la escuela le estaban enseñando a tocarla. Eso había sido hace mucho por lo que el manejo del instrumento para su amiga ahora era más que pan comido.

-Sí, de hecho la traigo por aquí -mostró su guitarra que estaba dentro del estuche y sonrió a su amiga-

-Que bien, yo haré una improvisación. No tenía ni idea de que podía estar aquí pero haré mi mayor esfuerzo.

-Que bien, si necesitas acompañamiento de guitarra puedes solicitar a tu guitarrista favorita -Le guiñó un ojo y le sonrió divertida-

-Ten por segura que lo haré, gracias.

Hubo un silencio corto

-Hey, ¿todo bien con tu voz?

-Ja, ja tuve una horrible gripe hace una semana y creo que aún estoy algo ronca 

Ni un verso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora