Había ya pasado un día y durante esa mañana había tenido actividades un tanto aburridas por lo que en la tarde ya no tenía deseos de hacer nada. Era ya bastante tarde para que alguien pudiera salir solo a dar un paseo sin pedir permiso y también hacía frío suficiente como para que tu piel se erizara, tu espalda se estremeciera y tus labios se secaran. Sin embargo, Aurora estaba realmente pensativa ese día. Decidió escaparse un rato del campamento e ir a relajar su mente al lago; la joven se encontraba reclinada sobre el barandal de madera del puente curvo lanzando pequeñas flores secas que se encontró en el camino viendo como seguían su curso con la corriente débil del agua al pasar.
Aurora meditaba sobre su vida, sobre qué caminos tomar y algunas cosas de su pasado. Aunque sabía perfectamente que vivir en el pasado le haría perder el presente no solía realizar esta acción muy a menudo, por lo que se permitió divagar en los recuerdos del pasado.
Mientras meditaba y evocaba las imágenes de su pasado venían a ella sentimientos intensos, sentimientos nuevos, sentimientos contradictorios que tal vez en su momento aun no los descifró pero al traerlos nuevamente a su memoria sabía como sentirse. Muchos de los recuerdos hacían que sus mejillas se sonrojaran, otros le provocaban vergüenza y otros simplemente hacían que quisiera sonreír. Había algunos que le revolvían el estómago y hacía que quisiera revivir un momento de risas, ruido y felicidad y esos eran los recuerdos que más le gustaban. Como todos también tenía momentos tristes pero se esforzaba por poder mantener la esperanza dentro de sí haciéndose sentir orgullosa de si misma al saber hasta donde había llegado después de que muchas veces pensó que no saldría de la oscuridad y sonriendo hacia el futuro por una mejor ella. Si es bien sabido que el mañana es incierto e impredecible estaba segura de que podría lograr todo aquello que soñaba si se esmeraba y lo deseaba con todo su corazón y que si confiaba en si misma podría llegar a ser quien esperaba ser. Tal vez no perfecta. Tal vez no la mejor en todo. Pero por lo menos realizando lo que la hace feliz.
Aurora siempre fue una persona de sentimientos fuertes, profundos y apasionados y no le daba miedo demostrarlos. Darlos a conocer al mundo era su manera de decir y gritarle: ¡Aquí estoy, mírame! Era su manera de sentirse escuchada y de saber que era alguien en el mundo. Muchas veces se sentía pequeña porque no lograba ver su valor, Aurora era una chica con tanto entusiasmo que muchos la veían con recelo, el explotar de positivismo y felicidad para compartirlo con los demás era un don natural en ella y aunque a veces no se diera cuenta ella era como una vela que alumbraba la oscuridad en las tormentosas lluvias de noviembre. La vida siempre a traído consigo dificultades y Aurora no estaba exenta de ellas pero si había algo que la caracterizaba era que nunca se daba por vencida fácilmente y que su positivismo podía ser tan fuerte que le sacaba una sonrisa hasta al más serio.
Los miedos pueden atarnos a la realidad y pueden segarnos de nuestros mayores deseos, hasta que nunca alcancemos el éxito por el miedo al ''que dirán'', sin embargo, de todos los tropiezos y raspones que le habían traído, le habían enseñado que tal vez debía seguir intentando las veces que fuera necesario para lograr lo que más deseaba.
La vida puede dar giros inesperados en el momento menos oportuno pero, depende de ti saber como regresar al camino de la luz o perderte en la oscuridad.
...
Pasaron los minutos y entonces escuchó que alguien se acercaba
Alguien la acurrucó entre sus brazos, la tomó por la cintura y le dio un pequeño beso en la mejilla.-¿En qué tanto piensas, pollito?
-En nada, niño metiche-Sonrió un poco al ver la expresión de su hermano
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Ni un verso más
Novela Juvenil''Y entonces, fue ahí donde el fuego de mi pasado me consumió y entendí que ya no era quien solía ser y que si decidía caminar hacia adelante yo sería la dueña mi futuro, pero todo dependía de mi''