Muestra tus colores al mundo

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El día había llegado y el sol estaba brillando intensamente, Sara había pasado una noche difícil y al llegar la mañana el resfriado había agravado la situación. Cuando Kate se enteró que no le habían hecho saber que una de las chicas estaba enferma se enfadó con ellas pues era su responsabilidad velar por su bienestar. Después al pensar con la cabeza fría dijo que estaba bien y que lo mejor sería ver su estado durante todo el día.

El día transcurrió normal fueron a desayunar y a ducharse.

Sara y Aurora se cambiaron y arreglaron lo mejor que pudieron, aunque la recomendación de Kate fue no bañarse y resguardarse hasta que se sintiera mejor.

-Sara por favor, ponte las calcetas si no lo haces tu gripe empeorará.

-No, las calcetas no combinan con mi falda.

-Vamos Sara, no seas testaruda por favor, ya te bañaste y te dijeron que no si no te pones las calcetas vas a pescar un resfrío peor que el que ya tienes. ¿Quieres estar bien para el baile, cierto? Póntelas por favor.

-No, no combinan ¿Te imaginas verme con sandalias, falda y calcetas? ¡Que horror!

-Vamos Sara solo quiero que estés bien, no me gusta verte así.

Ni por más que Kate, Aurora o Charly intentaron convencerla de que sería lo mejor y que así no sentiría frío, ella permaneció inamovible con su decisión y entonces todos se dieron por vencidos.

-Solo espero que no te pase nada.

-Tranquila, estaré bien.

Sara estornudó y saco un pequeño moco

Aurora alzó una ceja y sonrió, sacó un pañuelo de su bolso del pantalón y se lo dio.

-Estaré bien, tú tranquila.

-Eso espero...


La mañana estaba helada, eso preocupaba a todos. Si Sara no se cuidaba podría pasar la noche en la enfermería y si no se recuperaba no podría ir al baile.

Ese día tenían un itinerario muy interesante, tenían clase de cocina, y un show de talentos donde pasarían los bailarines de la escuela de ballet, los cantantes de la orquesta y todos los que querían participar. Sería un día muy interesante y también ocupado.

Al llegar al taller de cocina les dieron a todos un delantal y les pidieron que se recogieran el cabello. Harían Pizza. 

Aurora se recogió el cabello y empezó a escuchar las instrucciones del chef 

Mientras escuchaba atentamente sentía una mirada sobre ella pero no sabía si era realmente lo que pensaba o solamente era su imaginación. Con cuidado volteó discretamente su cabeza hacia la dirección donde sentía la mirada. Ahí encontró al chico del autobús, encontró a Leo. El chico la miraba de reojo y trataba de concentrarse en hacer su masa pero la mirada eran tan fuerte e indiscreta que por más que tratara de disimularlo no le era posible. Aurora sonrió y no hizo caso a la señal que el enviaba su cerebro. Al terminar su masa pudo ver que había servido poner atención. 

Pasó el tiempo y ya era tiempo de componer la masa para la pizza, le puso salsa, mucho queso, pepperoni y al horno.

Mientras esperaba seguía notando la mirada de aquel chico y a pesar que le incomodaba un poco el hecho de ser observada mientras hacia algo en lo que era inexperta no le dijo nada.

Aurora estaba llena de harina por la cara, las manos llenas de masa por ayudar a sus compañeros pero le encantaba y lo disfrutaba. 

Al salir su pizza se pudo dar el gusto de sentirse orgullosa de su trabajo y así degustar su deliciosa comida. 

Ni un verso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora