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el primer día en que llegó, lo primero que hizo no fue más que desempacar y ponerse al día con sus abuelos

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el primer día en que llegó, lo primero que hizo no fue más que desempacar y ponerse al día con sus abuelos. al siguiente día, exigió sus derechos como adolescente en salir a tomar un café solo.

pero claro que su madre lo tironeó de la oreja mientras que su abuelo aseguraba que debía conocer busan. agregando que, en cuanto sea mayor y quiera ir independientemente, debía saber sobre la zona en la que estaría hospedándose los próximos días.

jeongin no era alguien que se consideraba un niño, para nada, a lo que considera, es una persona adulta con una mente madura. con algunos gustos que quizá lo llamen infantil pero él no se sentía de esa forma. sus ojos vagaban por el más mínimo detalle, tratando de memorizar las casas por sus colores y sus patios delanteros, sus direcciones y números. todo parecía correcto. en la zona donde ellos vivían, las casas vecinas parecían no preocuparse por mostrar la dirección y numeración de sus hogares, jeongin era alguien tradicional en cuanto a esos detalles.

acariciando perros que cruzaba, aprovechando que no tendría a algún adulto diciéndole que eso "no debe hacer" finalmente entró a lo que era el centro comercial. maravillado de este y lo lujoso que pintaba. se encaminó hasta las escaleras que subían y bajaban por cuenta propia. dándole oportunidad a echarle mayor atención al lugar y no perdiendo esos detalles por estar subiendo escalón por escalón voluntariamente. el café más hogareño fue su atracción principal y se adentró al lugar. unas campanas anunciaron su llegada, saliendo al segundo una señora de edad mayor. podría tranquilamente ser conocida de su abue. se acercó a la barra donde lo esperaba ansiosamente la amable mujer.

— ¡muy buenos días, joven! sea bienvenido a coffeebang, con sus muy explosivos cafés calientes o fríos. ¿qué puedo ofrecerle esta mañana? —anunció con la misma alegría con la que el menor entraba. sonrió enormemente por la cálida bienvenida.

— ¡hola! muy buenos días para usted, joven señorita. —bromeó, la mujer hizo un ademán con la mano, soltando una suave carcajada.

— mis años son muy bien recibidos, pequeño galán, digame señora. —seguido a esto, mostró su anillo de matrimonio con orgullo, jeongin esbozó una sonrisa contagiosa. todo era perfecto.

acostumbraba a aquellos jovenes-adultos amargados que parecían odiar por completo su vida.

después de hacer su pedido, la señora le ofreció sentarse en la barra si así deseaba, puesto que no estaba en los planes de jeongin moverse hasta terminar su preciado café caliente.

tomó asiento en la barra, no tardando en curiosear la cocina en lo que se le era permitido ver. al instante alguien más entró, giró y se trataba de una chica.

— ¿hanni? preciosa ¿eres tú? —preguntó la anciana desde la cocina, la de baja estatura soltó un jadeo acompañado de una sonrisa, afirmó que era ella la que entraba y dejaba su mochila del otro lado de la barra en cuanto pasó y al instante la vió acomodarse el delantal con su nombre escrito en él junto al nombre del lugar.

𝗣𝗢𝗥𝗡𝗢𝗚𝗥𝗔𝗣𝗛𝗜𝗘 : LIXJIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora