Capítulo 18

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El infierno 2019

Me desperté y me di cuenta que ya no había nadie en mi habitación. Charlie y Vaggie se quedaron conmigo hasta que terminara de comer, me dieron medicina y se quedaron hasta que quedara dormida.

Me levanté lentamente y salí de mi habitación, mire por los pasillos y me dirigí a una puerta doble, la abrí y daba hacia uno de los balcones del hotel. Cerré la puerta con lentitud para no hacer ruido y me recargue en el barandal de aquel balcón.

«A pesar de que el infierno sea un poco caluroso, estas horas de la madrugada es muy fresco»

Cerraste los ojos para disfrutar de la briza que removía tus cabellos y refrescaba tu rostro.
Un demonio del cual no notaste su presencia se encontraba sentado en una silla en el mismo balcón, te observo con su tétrica sonrisa pero algo en el le revolvía el estómago al verte.

P.O.V: Alastor

Me encontraba en el balcón disfrutando de la briza de la madrugada. Estaba acomodando mis pensamientos cuando vi que la puerta se abría lentamente, espere para ver quién era el alma desafortunada que interrumpía mi agradable momento a solas, pero al ver de quién se trataba me mantuve en mi lugar sin hacer ruido alguno.

Vi como cerro la puerta suavemente y como se recargo en el barandal cerrando los ojos.

"–A veces me gusta estar un momento a solas junto con la briza, eso me ayuda a pensar–Sonríe–"

Por alguna razón esas palabras que alguna vez ella le dijo resonaron en mi cabeza al verla a ella en la misma posición que ella tomaba al pensar. Sacudí mi cabeza tratando de sacar esos pensamientos y me levanté de mi asiento, me pare a un lado a ella y hice un pequeño movimiento para que notará mi presencia.

–Abre los ojos y mira al más alto–¡Señor Alastor! Me tomo por sorpresa–sonríes apenada– ¿Qué lo trae por aquí a estas horas de la noche?–

–Lo mismo pregunto querida–Te mira–¿No debería estar en cama? Por lo que la señorita Charlie menciono usted enfermó–

–Bueno...–Retiras tu mirada del demonio y miras nuevamente al frente–A veces me gusta estar un momento a solas junto con la briza, eso me ayuda a pensar–Sonríe levemente–

–Ya veo...–piensa por un momento–Sabe, esa frase una vez la dijo una muy querida amiga mía–

–¿En serio?–Lo miras nuevamente–Al parecer no soy la única que piensa eso–

–¿Qué es lo que carcome su cabeza? Señorita–Mira al frente–

–Oh...solo recordaba un par de cosas de cuando estaba viva–Toma su collar y lo observa con cariño– puede sonar ridículo pero a pesar de los años sigo amando a aquel hombre–

–Es un hombre afortunado–Sonríe ampliamente–¿Cómo era el en vida?–

–Era locutor de radio–Lo miras–Que irónico, ¿No?–

–No me equivoqué con usted señorita, si que tiene gustos refinados–Ríe–La radio es el medio más fascinante para contar historias–

–Tiene toda la razón–Observas tu collar y lo vuelves a guardar en un pequeño bolso–Charlie está feliz de que esté aquí. Me siento orgullosa de ella...es como una hija para mí–

–Ella es una dama muy agradable, aunque dudo que su idea de redención funcione–Acomoda su monóculo–

–En ese caso, ¿Por qué está aquí?–

–Por que la gente hace cosas cuando está aburrida–La mira–En este tiempo que no estuve fue aburrido no hacer nada, así que esté hotel puede ser mi medio para el entretenimiento–

–Ya veo–

Ambos unen miradas y por alguna razón sus ojos eran familiares para ti.

–Conozco a Charlie desde hace siete años, señor Alastor–Pones firmeza en tus palabras–Ella sería capaz de hacer todo con tal de ayudar a su gente–

–Pero entonces ¿Por qué un ángel como usted no ayuda a la causa?–Se acerca a ti tratando de intimidar–No crea que no he notado sus alas. Son las de un ángel–

–No soy un ángel con exactitud, señor Alastor–Te alejas un poco ante su cercanía–Solo ví las puertas del cielo pero me desterraron de inmediato al limbo–

–¿Por qué fue eso?–Te observa fijamente–A mi parecer usted no cometió pecado alguno–

–Créame, he cometido pecados, pero no siento que sean de importancia para usted, ¿o si?–

–Ríe–Tiene toda la razón, no es de mi importancia–Chasquea los dedos haciendo aparecer una taza de café–Ahora permítame preguntarle a usted, ¿Por qué está aquí?–

Pensaste por un momento y te recargaste en el barandal de aquel balcón.

–Estoy...buscando a alguien–Dices con un tono de tristeza–Lo perdí hace muchos años y solo mantengo la esperanza de volver a verlo–

–Interesante...–Mira hacia el cielo por un momento y vuelve a mirarte– Supongo que es el hombre locutor de radio del que me habló hace unos momentos, ¿No?–

–Sonríes ampliamente y lo miras–Si, así es–Sacas dos collares de tu pequeña bolsa y se los muestras–Esto iba a ser un regalo, uno para el y otro para mí. Desgraciadamente nunca pude dárselo, murió antes de que pudiera hacerlo–

–Un gesto bastante cariñoso a mi parecer–Mira los collares–¿Cómo fue que murió?–

–No me gustaría hablar de eso en este momento, señor Alastor–Guardas los collares nuevamente en la bolsa–Son situaciones que realmente no quiero recordar, no ahora–

–En ese caso discúlpeme por hacer la pregunta–

–Volteas a verlo y le das una sonrisa genuina–No se preocupe, quizá otro día con más confianza pueda contarle–

–En ese caso esperaré–Sonríe–

Ambos dirigieron su mirada al cielo el cual ya estaba amaneciendo, ¿Cuánto tiempo se quedaron charlando? No lo saben pero si que fue agradable esa charla.

(...)

Te encontrabas en tu habitación cambiando tu ropa, ese día saldrías para visitar a una amiga. Pues era martes de Té.

Bajaste por las escaleras y viste como ángel trataba de coquetear con Husk y como Charlie platicaba alegre con los demás presentes platicando sobre sus sesiones que iniciarían pronto.

–¡____! ¿No deberías estar en cama?–Dice Charlie–No queremos que se suba la fiebre de nuevo–

–Ya me siento mejor cariño–Sonríes–Hoy visitaré a una amiga, así que volveré mas tarde, ¿Quieres que traiga algo en especial?–

–Trae esos pastelillos que te da tu amiga, son deliciosos–Dice Vaggie con una sonrisa–

–Claro–Sonríes–Bien me retiro, que tengan un agradable día–

Todos se despidieron y saliste por la puerta para dirigirte a dónde tú amiga, en el camino recibías chiflidos de uno que otro demonio y intentos de tocarte. Por suerte lograbas cortarles la mano antes de que lo intentaran y recogías la mano del demonio para guardarla en una bolsa.

Te adentraste al barrio caníbal y saludaste a casi todos del lugar con una enorme sonrisa, al ser amiga y cliente frecuente del emporio de Rosie eras conocida por el barrio.

Entraste a la tienda y como siempre estaba llena de gente, te dirigiste al mostrador con una norma sonrisa y ahí viste a tu gran amiga.

–¡____! Dulzura, que bueno que llegaste es un gusto verte–Sonríe–El té ya casi está listo–

–El gusto es mío–Dejas la bolsa con las manos encima del mostrador–Te traje un pequeño regalo por parte de los pervertidos de la calle–Sonríes–

–¡Ay! no te hubieras molestado–Toma la bolsa y pone las manos en un mostrador de comida–Como siempre tan gentil con los hambrientos–

Ambas ríen y se dirigen a unos pequeños sofá para comenzar su hora del Té.

Continuará...

| En Otra Vida | Alastor x _____ | By: k.catDonde viven las historias. Descúbrelo ahora