HASTA QUE LA VIDA NOS SEPARE

-CAPÍTULO 11. ALEX-

Me desperté con el sonido del móvil. Cogí el móvil para mirar quién era. Mi padre. Lo cogí y me puse el teléfono en la oreja.

- Buenos días Alexander- saludó perfecto, como siempre, sin importarle que fueran las diez de la mañana- Verás, tus tíos Ben y Karen vienen hoy a la ciudad porque tenemos un compromiso de la empresa muy importante, y tienen un hijo, Rick...

-...y quieres que yo cuidé de él- terminé por él.

- Exacto Alexander. Ven al hotel a la cinco.

Y me colgó. Suspiré pesadamente pensando en qué coño hacía yo con un niño pequeño toda la tarde.

- ¿Pasa algo, Al? - preguntó Anne mirándome.

- No pasa nada, es solo que me tengo que ir.

Ella asintió y yo me vestí rápidamente y me fui a mi casa.

- ¡ALEX! ¡DESPIERTA!

Alarmado, me incorporé de golpe y vi a Théo al lado mía sacudiéndome el hombro.

- Tío, son las cinco y cuarto.

Eso me despertó de golpe. Me levanté de la cama, y sin los botones de la camisa sin abrochar salí de mi casa.

No me sorprendía el hecho de haber dormido siete horas seguidas. En mi infancia los fines de semana, mientras otros niños se dedicaban ir al parque o ver la tele, yo dormía. Ninguno de mis padres se interesaba por jugar conmigo y yo lo entendía, tenían cosas más importantes que hacer que jugar con un mini Alex de 6 años.

Llegué al hotel y me recibieron cuatro personas que me esperaban con impaciencia.

- ¡Alexander! ¡Qué mayor estás! - dijo mi tía Karen revolviéndome el pelo- Gracias por ofrecerte a cuidar a Ricky, cielo.

Mi tío me dio la mano y me señaló a un chico bastante bajo de unos ocho años. Tenía lo ojos azules (herencia de la familia Lambert) y el pelo castaño. Me sonrió y dejó ver que le faltaba una paleta, dándole un aspecto travieso.

- Ricky, mi amor, saluda- dijo su madre dándole un leve empujón.

- Hola Aleix

-No es Aleix, es Alex

- Aleix

- A-lex. Alex

- A-leix. Aleix.

- ¡Que es...!

-Bueno, ya basta- sentenció mi padre- Entretén a tu primo y a las ocho en punto te quiero aquí, Alexander.