¿Quien era yo? XXIV

975 35 0
                                    

Maryse salió de la habitación con un grupo de papeles aferrado al pecho, con el cabello atado en un moño improvisado era dificil no mostrarse nerviosa si no podía revolverlo con su dedo. Isabelle había sacado esa costumbre de ella. Mientras todos andaban de un lado a otro con las planificaciones, Robert había tratado de hablar con ella, de cualquier forma, pero Maryse lo evitaba a toda costa con la excusa de tener tanto trabajo que apenas podía respirar.

Ahora, que había encontrado como refugio la biblioteca en donde podía estar sola sin ningún inconveniente, optó por instalarse en la cocina, donde no era opción para nadie. Su muñeca empezó a moverse, con los dedos aferrados al bolígrafo mientras trazaba cuadros de estadística para enviarles un reporte a la Cónsul.

Cuando estaba escribiendo las últimas líneas la puerta se abrió, con un leve sonido de aviso Maryse se volvió para ver a Simon quedandose a medio camino con el rostro sonrojado.

- Lo lamento...no creí que...- No hacia falta terminar, Maryse sacudió la cabeza lentamente.

- No es tu culpa, solo creí que nadie venía aquí -

- Lo lamento -

- Otra vez, no es tu culpa. De todos modos quería hablar contigo ¿Cómo te encuentras?-

Simon se acercó a la mesa (isla) sin saber que responder, jamás había tenido una conversación con Maryse y si no había, aún, recibido todos sus recuerdos no creía que fuera posible.

Su mente se encontraba en blanco en este momento.

- Es difícil de describir. Al principio creí que la adrenalina hablaba por mí pero no fue así -

Maryse pensó que jamas se había imaginado lo que pasaría por la mente de Simon, tal vez tenía un poco de Max dentro. Ella reprimió aquel pensamiento mirandolo con atención.

-¿Que era?-

Simon exhaló - Miedo.

- A tu edad es completamente comprensible que el miedo sea un obstáculo, aunque no te dejes influenciar por ello -

- Lo sé. En Star Wars aprendes a valorar tus decisiones porque cada una cuenta.

-¿Star Wars?-

- Es una película -

- Oh eso lo sé, Isabelle me lo dijo. Al parecer le gusta.

Simon no estaba seguro de si sonreir o impedir que se ruborizara. Maryse lo notó y formo una brillante sonrisa.

- No creí que fuera posible el simple hecho de que a mi hija le guste al mundano - Maryse alzó la vista a Simon - Tu sabes...Isabelle no es tan abierta a las personas -

Simon lo sabía, él sabía que Isabelle no expresaba sus sentimientos verbalmente, había llegado a recordar el porqué pero no lo diría jamás en voz alta. Maryse habia dicho: "No creí que a mi hija le gustase algo mundano", de repente se le dificultaba inhalar, algo le recorrió las venas y se instaló en su pecho, era como un hueco lleno de felicidad que quería explotar en cualquier momento, lo reprimió al caer en la cuenta que tal vez sonriendo como un idiota enamorado frente a la madre de Isabelle sería estupido.

Así que se limitó a asentir.

- Isabelle cambió...ella sufrió tanto, no espero que lo entiendas. Cuando todos regresaron al Gard, luego del ataque de los oscurecidos y la muerte de Jonathan Morgenstein, corrimos a a su encuentro. Clary fue la más afectada en ese instante. Vi a Robert tratando de llegar a ella pero Isabelle gritaba que no, no sé si se negaba a recibir consuelo o aceptar lo que sucedió realmente. Luego ella huyó, corrió hasta cansarse de hacerlo. Cuando regresó a casa, en la cual nos instalamos, solo me abrazó y subió a su habitación.

¿Quién era yo? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora